El atacante perseguido por los bianconeri ahora podría relanzarse en el equipo de Calzona
El fútbol es extraño, pero extrañamente fuerte. Jack Raspadori lo sabe bien y lo que le ha sucedido en los últimos días no es más que una confirmación de ello. Marcó ante la Juve, que “se centró” en él en el mercado de fichajes por el poco espacio que está encontrando en el Nápoles y por el aprecio que siempre le ha demostrado Cristiano Giuntoli. Lo había querido en Nápoles el verano pasado para un 4-2-3-1 que luego permaneció en el cajón de Luciano Spalletti ante la imposibilidad de vender a Zielinski. Así, Raspadori, ganador del título de 2023/2024, fue utilizado de forma intermitente y casi siempre como delantero centro maniobrable en lugar de Osimhen. Resultados más que aceptables – gracias también a la maniobra orquestada por Lucianone – y una “joya”, ese gol contra la Juventus fuera de casa que olía a tricolor y dio a los aficionados una inmensa alegría porque ganar en Turín siempre tiene un sabor especial para los aficionados del Napoli.
las direcciones
—
En el verano quedó claro para García, y luego quedó claro tanto para Mazzarri como para Calzona, que Raspadori tenía que ser empleado más por voluntad presidencial. El problema, sin embargo, si se puede definir a Osimhen como tal, volvió a ser el nigeriano, porque con él en el centro del ataque Jack tuvo que moverse hacia la derecha en lugar de hacia la izquierda, mientras que cuando Osimhen fue a la Copa Africana de Naciones, la maniobra del Napoli ¿No prefería un “falso nueve” como el ex jugador del Sassuolo? Por tanto, Raspadori había quedado al margen y con la llegada de Ngonge los espacios exteriores también se habían reducido exponencialmente. Luego, el ex jugador del Verona paró, Politano tuvo un cansancio y en Cagliari Raspadori se fue por la derecha que nunca la tocó hasta el momento en que -cuando ya estaba lista la suplencia- le robó el balón a Augello y se lo puso en la cabeza a Osimhen. por la momentánea ventaja italiana. Así, Raspadori ganó tiempo de juego ayer, cuando entró en el momento más difícil para el Nápoles, logrando decidir el partido con un destello casi insospechado tras el suave penalti de Osimhen. Un disparo desde atrás y un zurdazo nada evidente que se metió en la escuadra. En resumen, se le ha caído la sota de corazones azules… y quién sabe, quizá ahora pueda rediseñar su futuro que parecía teñido de blanco y negro.