En las seis semanas de las vacaciones de verano, las riendas de muchos padres están irrevocablemente más sueltas. El helado se puede comer más a menudo en el camping o en una casa de vacaciones bajo el sol radiante y los dulces también llegan más rápidamente a los estómagos de los niños glotones. Muchos padres aprovechan el comienzo del nuevo año escolar para incluir alimentos más saludables en las fiambreras de sus hijos, aunque a veces es todo un rompecabezas darles algo todos los días que no esté rebosante de azúcar y que aún sepa bien.