Porque a esas fórmulas aritméticas (4-3-3, 5-3-2, 4-2-3-1 y demás) se les da una importancia exagerada. Lo que dijo el torneo en Alemania es que a Italia no sólo le faltan grandes jugadores, sino también…
Pero, al final, ¿qué nos deja esta Eurocopa? Sin duda el espectáculo inaceptable que mostraron los azzurri, a merced de España y superados por los suizos, desde el punto de vista del juego y del espíritu. Sin duda, como afirma el Ministro Abodi, una (total) falta de asunción de responsabilidad, que debería ser también la característica del deporte, en el que está prohibido culpar a los demás. De hecho, solo estoy pensando en poder hacerlo. Pero, hablando técnicamente, esta Eurocopa también nos deja una sensación de vacío, o al menos una pregunta sobre ciertas discusiones que ocupan un lugar central en cada campeonato. Llenan los salones y se convierten en un punto central a la hora de motivar algunos fracasos. ¡Qué increíble! ¿Cuántas veces hemos oído eso? -, se justifican, cuentan o amplifican, mediante la elección de la forma. No hay partido, ni resultado, en el que al final no hablemos de la forma. Era mejor alinearse con una defensa de tres hombres, fue un error no utilizar al segundo delantero, pero cómo no entender que el 4-4-2 sigue siendo la formación más fiable. Sí, pequeñas fórmulas aritméticas -4-3-3, 5-3-2, 4-2-3-1 y así sucesivamente, casi ad infinitum- a las que se les da una importancia exagerada. En el contexto del fútbol transformado casi en una ciencia, entre diagonales, triángulos, líneas de pase, posesión circular del balón: un tratado de geometría.