Con el nombramiento de Sarah Burton como directora creativa de Givenchy se ha resuelto uno de los últimos misterios del mundo de la moda. El nombramiento de Burton, anunciado el lunes, la convierte en la octava persona en tomar el mando de la casa de moda francesa. Su nombramiento se produce en un momento en el que tanto LVMH como Kering han sido criticados por la falta de directoras creativas al frente de las principales casas de moda de lujo. Si bien su anuncio es un paso adelante desde esta perspectiva, hay algunos signos de que su visión de futuro puede estar anclada en el pasado de la casa de moda.
Dado que su debut para la marca no se realizará hasta marzo del próximo año, FashionUnited se tomó el tiempo para especular sobre lo que podría deparar el futuro de Givenchy y por qué Burton es el indicado para el trabajo.
Paralelos, ADN de marca y romance oscuro
Para aquellos nostálgicos, el paso de Burton a Givenchy es una oda final a su mentor, Alexander McQueen. El difunto diseñador fue director creativo de Givenchy de 1996 a 2001. En muchos sentidos, la mudanza de Burton parece el único camino posible para la diseñadora, que pasó la mayor parte de su carrera ligada al hombre que la contrató como pasante en 1996. De hecho, Burton originalmente trabajaba a tiempo completo en el sello McQueen, y el fundador dividía su tiempo entre las dos propiedades.
Su nombramiento décadas después de McQueen es mucho menos controvertido que el de su mentor en ese momento, cuando asumió el prestigioso puesto de director artístico con sólo 27 años y traspasó los límites de lo que podría ser una casa de alta costura. La recepción en ese momento fue, en el mejor de los casos, tibia y, sin embargo, McQueen y sus 18 colecciones desde entonces han dado forma no sólo a la historia de Givenchy, sino también a la de la moda, y a algunas de las colecciones de Burton.
Una de las mayores diferencias entre Burton y su mentor, quien una vez le dijo al periódico francés Le Figaro que no tenía “ningún respeto” por el fundador de Givenchy, Hubert de Givenchy, y que sólo aceptó el trabajo porque amaba la moda, es que Burton tiene tanto el respeto necesario para honrar una casa y su historia y el talento para guiarla hacia el futuro.
En un comunicado que acompaña a su anuncio, la diseñadora dijo que estaba encantada de poder escribir el próximo capítulo en la historia de esta casa icónica y aportar su propia visión, sensibilidad y convicción a Givenchy, antes de describir la casa francesa como una «joya». .
En términos puramente cronológicos, Burton no sucede a Alexander McQueen, sino a Matthew Williams, que dirigió la casa durante tres años antes de marcharse el pasado mes de enero. El nombramiento de Williams y su posterior rediseño de Givenchy estaban dirigidos en gran medida a una audiencia más joven de la Generación Z que previamente había atraído con su propia marca, Alyx 9S.
Su nombramiento recordó en cierto modo quizás el período de mayor perfil en la historia de la marca, cuando Riccardo Tisci llevó la marca a la era de las redes sociales, el streetwear y el hype entre 2005 y 2017. Incluso si finalmente no tuvo éxito como lo hizo Tiscis.
Cuando Tisci se unió a Givenchy, la marca estaba pasando apuros después de haber sido dirigida por una sucesión de directores creativos en un espacio de tiempo muy corto, una situación muy similar a la actual. En 2011, unos años después de que Tisici asumiera el cargo, Marco Gobbetti, entonces director de Givenchy, dijo en una entrevista con el Financial Times que la marca era “un desastre sin identidad”. Tisici logró solucionar el “lío” y darle a la marca un soplo de aire fresco. Una tarea que ahora recaerá en Burton.
Los paralelos entre Tisci y Burton no sólo se encuentran en el estado de la casa en el momento de sus nombramientos. Es posible que sus paralelos artísticos no sean inmediatamente obvios, al menos no cuando nos fijamos en las sudaderas con capucha y pantalones deportivos con estampado de Rottweiler que el italiano presentó en Givenchy en ese momento.
Sin embargo, si uno se centra en sus actuaciones de alta costura, se da cuenta de que sus sensibilidades, un romanticismo oscuro que a veces se basa en gran medida en la iconografía religiosa y una subversión de la belleza tradicional, se superponen.
Las mujeres al frente de Givenchy
Burton y su única predecesora, Clare Waight Keller, también comparten no sólo el género, sino también el talento para crear un diálogo entre lo tradicionalmente femenino y lo masculino en la pasarela. Puede que Waight Keller haya devuelto la marca a un público más maduro para el que Givenchy no estaba preparado en ese momento, pero también le dio a la marca una sensación de realismo mágico, aunque gran parte de su inspiración provino del archivo de Hubert de Givenchy.
Vistió a los hombres con túnicas, trajes de hombros pronunciados en colores suaves y pendientes de perlas, mientras que las mujeres tenían un aire de costura aristocrática, coronada en ocasiones con cierta dureza o subversión, como el látex y la sastrería tradicionalmente masculina.
Esto también se aplica al McQueen de Burton, donde a lo largo de los años ha desarrollado y adoptado los símbolos que una vez dictaron Alexander McQueen. No es en absoluto realista, siempre hay una cualidad onírica en sus creaciones y, sin embargo, a lo largo de los años, con un enfoque cada vez mayor en la moda portátil, ha dejado cada vez más en un segundo plano el tema central de la narración.
Sin embargo, será interesante ver dónde estará el foco cuando la diseñadora revele su visión para Givenchy, aunque lo más probable es que combine tradición y vanguardia de una forma u otra.
Sarah Burton no es ajena a la carga de un legado, del que abunda Givenchy. Si bien queda por ver exactamente cómo lo adoptará, una cosa ya está clara: la marca ha elegido la sastrería, la artesanía y la visión en lugar de intentar subirse al carro de las exageraciones nuevamente.