Los de Inzaghi encajan un bis tras la victoria del lunes sobre el Gzira (6-1). El armenio marca el primer gol y también pone su firma en el tercero. Acerbi y Carboni también están online
Como si no hubiera habido dos semanas de vacaciones de por medio, como si todavía fuera principios de noviembre: el segundo Inter maltés, ante un auténtico rival aunque lleno de jóvenes, navega como una preciosidad. Marca cuatro ante el Salzburgo, que estaba en el grupo del Milan en la Champions y que se enfrentará a la Roma en la Europa League, pero en líneas generales recoge muchas buenas noticias de esta gira de principios de diciembre. Lo mejor es que Mkhitaryan no parece resignado al banquillo con el regreso de Brozovic, de hecho es tan flexible que puede echar una mano en cada trozo de campo, sobre todo arriba: dos goles son del armenio (Acerbi y Valentin Carboni para completar la obra) y ciertamente no es casualidad.
PRIMERA MITAD
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A pesar de las ausencias del mundial, ante el Salzburgo Inzaghi presenta un once que podría pelear fácilmente por lo más alto de la Serie A: frente a Handanovic, la defensa sería la titular, con Acerbi entre Skriniar y Bastoni, luego vuelve Calhanoglu la dirección, admirada desde hace semanas en tierras de Brozovic, más Gagliardini en el centroderecha y Barella en el centroizquierda. Si Dimarco y Bellanova presionaron todo lo que pudieron por las bandas, la novedad táctica es que Simone, junto a Dzeko, ha optado por adelantar a Mkhitaryan. Una idea apetecible y funcional porque el armenio puede dejar volar su imaginación en el papel de medio delantero. Y el resultado del experimento es excelente: Micki salta como un ciervo, disfruta conectando mediocampo y ataque, controla inteligentemente cada balón. Y también soluciona cuando consigue encajar: su primera ocasión se convierte en el 1-0 al final de una acción que roza la perfección en el manejo de todos los jugadores. Primero de Calha que dibuja verticalmente a Dzeko, luego del bosnio que se abre con la zurda para Dimarco y finalmente de los azules con el habitual centro magistral transformado en oro por el número 22. Es solo un ejemplo de las muchas maniobras que desarrollarse en la primera parte, facilitada también por un decepcionante Salzburgo: así llueven las conclusiones, de Dzeko a Barella. Aunque el 2-0 venga de una inserción en balón activo: Centro de Calha cortado, cabezazo de Acerbi puntual. Estaría fuera de juego, pero en un estadio improvisado de 3.000 localidades como este de la pequeña Paola, en el norte de la isla, el Var es una utopía.
LA RECUPERACIÓN
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En el segundo tiempo, Asllani repartió por el medio y Gosens intentó dar a los técnicos nerazzurri buenos motivos para quedarse en Milán en sustitución de Dimarco. En realidad, el Salzburgo se eleva un poco en el centro de gravedad y da sentido a la presencia de Handanovic: el esloveno, ahora superado por Onana en las jerarquías, recordó con un par de grandes intervenciones por qué defendió con honor esta camiseta durante diez años. Pero siempre es en la mitad ofensiva de los nerazzurri donde se ven las acciones más bonitas, con el protagonista de siempre. Mkhitaryan sigue a dúo con Dzeko con la máxima naturalidad: en una ocasión incluso marca de zafado al portero saliente, pero le pitan en fuera de juego. Luego, en un hermoso centro de Gosens, el armenio falla un cabezazo simple. Y al final encuentra su ansiado doblete con un toque suave tras un cabezazo del bosnio. En definitiva, hay material suficiente para repetir el experimento cuando volvamos a entrenar a Italia, y quizás más pensando en el Napoli: si algo trae Inzaghi de Malta es esa opción extra ofensiva junto a los tradicionales delanteros centro. . Y tal vez incluso la conciencia de contar con jóvenes talentos que florecen detrás de los grandes: en el reordenamiento general de la segunda mitad, el técnico mandó a varios al campo, pero del más talentoso, Valentín Carboni, encontró la red de póquer.
7 de diciembre de 2022 (cambio 7 de diciembre de 2022 | 21:00)
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