Qué emoción esperar a que el paquete llegue a casa. Fragmentos de una vida atrás, cuando la compra era meditativa, no compulsiva


Antonella Baccaro (foto de Carlo Furgeri Gilbert).

qmuchos de ustedes recuerdan mercado postalel catálogo de venta de viviendas que explotó en Italia en los años 70permitiendo también a los que vivían en la provincia agarrar un toque de modernidad?

Se me ocurrió estos últimos días, con motivo de su regreso a los quioscos con una apariencia que, para definir renovado, sería quedarse corto.

En la portada aparecen esos comodines de la El chacal que con su simpatía ahora están alborotando por todas partes. Una elección, explica la oficina de prensa, bajo el lema de la inclusión y la excelencia italiana, valores que caracterizan el catálogo hoy.

Más concretamente creo que compras en línea, de las cuales mercado postal fue el precursor, ya no son una prerrogativa femenina. Una buena razón para prestar atención a todas las categorías de los llamados grandes gastadores (los que tienen más poder adquisitivo).

Después de todo el viejo mercado postalque incluso a quienes lo han consumido durante temporadas enteras les ha quedado aficionado, ya no tendría sentido. Pero quedan en la memoria los rostros de las estrellas femeninas que lo representaron en la portada y de las que hemos copiado al menos las poses, si no los peinados.

Quedan en el recuerdo las imágenes de todos aquellos perfectos vestidos de dama, que fueron admirados solo en algunas boutiques de la provincia. en el que ni siquiera tuviste el coraje de entrar. Para acompañar a las modelos, aparecieron leyendas evocadoras, como: “Vestido turquesa con falda plisada en jersey Crimplene”. (¿Crimpleno?)

¿Y esa lencería, a veces transparente, usada sin malicia y sin embargo, imagino, excitante para esos chicos que escondían el catálogo debajo de la cama?

En las últimas páginas, de las 6/700 que componían el tomo, quedaron relegadas las más increíbles diabluras útiles para solucionar los pequeños problemas cotidianos de la casa y los primeros aparatos electrónicos insólitos. ¡Qué modernidad, qué lujo!

La portada de la edición primavera-verano 1978 de “Postalmarket”, con Ornella Muti en portada

Y que emoción esperar a que llegue el paquete a casa. Incluso el cartero que lo entregó se quedó allí, casi como si quisiera ver el desempaquetado en vivo.

Fragmentos de una vida atrás, cuando la compra era meditativa, no compulsiva y el tiempo de espera era parte de un ritual del que no formaba parte la ansiedad.

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