Putin comete un error histórico: esto aislará diplomáticamente a su país, lo paralizará económicamente y lo hará estratégicamente vulnerable

Vladimir Putin ha dado el paso que Madeleine Albright solo podía temer en esta contribución a The New York Times. El estado de ánimo condicional se ha convertido en tiempo presente, pero su mensaje sigue siendo actual: “Putin debería saber que una segunda Guerra Fría podría terminar mal para Rusia”.



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