Primer acuerdo de cadena de suministro en Emilia para biometano entre las grandes empresas agroalimentarias


El valle del Po juega su baza en el desafío verde de producir al menos 2.500 millones de metros cúbicos de biometano hasta 2026 (objetivo fijado por el Plan Nacional de Ahorro de Energía) en un país que tiene un potencial de producción estimado en al menos 10.000 millones de mc. De hecho, en la Vía Emilia se firmó el primer acuerdo de cadena de suministro para producir biometano agrícola, “Agri.Bio.Metano”, que tiene como protagonistas al sistema cooperativo Emilia y a tres marcas líderes en sus respectivos segmentos: Coprob-Italia Zuccheri, Granarolo y Fruttagel.

A la espera de los decretos de aplicación sobre biometano del NRP

“Esta es la primera empresa consorciada de este tipo, para traducir la firma en inversiones y actividades concretas, faltan los decretos de implementación sobre biometano del PNRR, que esperábamos antes del verano y ahora esperamos que sea cuestión de semanas”, explica Gabriele Lanfredi, presidente de CGBI, la Confederación Italiana de Cultivadores de Remolacha que hoy es el principal operador de biogás del país, con 23 plantas construidas y más de 200 gestionadas en servicio. Y la noticia de la luz verde a CGBI para construir 10 plantas de biometano agrícola en tres años al servicio de 4.500 explotaciones de remolacha entre Emilia-Romagna y Veneto, que con una capacidad total de 20 millones de metros cúbicos de biometano al año, cubrirá la mitad de las necesidades energéticas de las dos azucareras de Coprob-Italia Zuccheri en Minerbio (Bolonia) y Pontelongo (Padua).

El mecanismo

La nueva cadena de suministro de agroenergía funcionará así: a cada promotor se le devolverá en forma de biometano y digestato (fertilizante orgánico) lo que se le ha dado a la planta en términos de subproductos del procesamiento de la remolacha azucarera (Coprob), residuos del procesamiento de frutas y verduras (Fruttagel) y estiércol de ganado (para los 600 criadores del consorcio Granlatte-Granarolo), en un modelo de economía circular, sostenible, también en términos de tamaño, y certificado capaz de generar valor económico y ambiental para el toda la cadena de suministro.

Solución de biometano para abordar el costoso nodo de energía

“El biometano es la clave para resolver el problema del metano quintuplicado y los costos de energía para nuestras 19 cooperativas asociadas”, dice Stanislao Fabbrino, director ejecutivo y presidente de Fruttagel di Alfonsine (en Rávena), donde se construirá una nueva planta de biometano de 6 millones de euros. «Ya tenemos las autorizaciones, estamos esperando los decretos de implementación del PRN – afirma Fabbrino -. Para crear un digestor a escala industrial, las 6 mil toneladas de nuestros residuos de procesamiento no son suficientes, pero gracias a la empresa del consorcio, los subproductos de otras empresas también lo alimentarán». “La proximidad geográfica de los agricultores del consorcio es el factor estratégico para hacer sostenible la inversión en un digestor mediano-grande de al menos 500 KW, para compartir el riesgo y mejorar económicamente las aguas residuales”, subraya Danio Federici, vicepresidente de Granlatte , que en su empresa de Cingia de Botti, en Cremona (gran jugadora del sector, más de 700 vacas y mil hectáreas) ya ha implantado un modelo de referencia en el país de biogás circular y ganadería 4.0 y en semanas recortará la cinta de una nueva gran planta de biometano de propiedad.

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