Para poder acogerse al banco de alimentos, una sola persona no podrá gastar más de 315 euros al mes en ropa y comida. Para las familias este límite es de 660 euros. “Somos flexibles con esas normas, si tienes diez o veinte euros más, también eres bienvenido”, dice Sleeking.
No sólo está disminuyendo el número de clientes, sino también la cantidad de alimentos que los supermercados ofrecen a los bancos de alimentos. “Esto se debe a que los supermercados desperdician menos alimentos. En 2006, en los supermercados se tiraba el doce por ciento, ahora sólo el uno por ciento”. A partir de ahí, el Banco de Alimentos recibe menos, lo que los obliga a comprar más ellos mismos. “Es bueno que recibamos suficientes donaciones, pero en el futuro tendremos que trabajar duro para recaudar fondos para comprar más productos”, afirma Sleeking.
El umbral para acceder al Banco de Alimentos debe seguir siendo lo más bajo posible. Sleeking enfatiza que no hay por qué avergonzarse. “Espero que las personas que realmente nos necesitan también puedan contactarnos”.