Hasta ahora, el material de ADN encontrado sólo puede compararse con el ADN de un sospechoso que ya figura en una base de datos.
La nueva ley permite realizar pruebas de ADN a un grupo de hombres que pueden ser o no parientes lejanos. Más específicamente, luego se examina el ADN del cromosoma Y masculino, un fragmento de ADN que se transmite casi sin cambios durante generaciones. Los investigadores pueden pedir a un grupo de personas que proporcionen ADN voluntariamente, con la esperanza de que una de ellas (distante o no) esté relacionada con el perpetrador. El ADN familiar puede revelar quién es el autor del delito, hasta 40 generaciones más tarde.