En 2011 sacó la famosa camiseta en la que se preguntaba por qué siempre estaban enojados con él. Ahora bastaría con mirar hacia atrás y…
Si la situación del mundo en que vivimos no fuera dramática en sí misma, comenzaríamos este artículo escribiendo que Balotelli declaró la guerra a Suiza, levantando el telón de un campeonato que ingenuamente imaginamos que se jugaba en verdes pastos como Heidi, mientras los rebaños de vacas apáticas moviendo el rabo rozando la hierba y los árbitros, antes del triple pitido, consultan el reloj de cuco. Por otro lado, al leer el mensaje que publicó SuperMario en Instagram, surge la sospecha de que la Superliga suiza es una guarida de narcos, dirigida por delincuentes con ametralladoras al hombro que planean una estrategia para aniquilarla.