Más que el cese de la venta de vehículos de combustión interna en la Unión Europea en 2035, que también podría posponerse, lo que pesa en las decisiones de los fabricantes son, ante todo, las sanciones impuestas por la UE por superar un valor determinado de la media de CO2. emisiones de los coches de gama de cada fabricante. Un límite que bajará hasta los 94 g/km en 2025, valor que, por tanto, podría dar lugar a multas en el sector de la automoción por valor de más de 16.000 millones de euros, con claras repercusiones en las industrias relacionadas.