Por qué hay un ‘topo’ dentro de cada uno de nosotros: ‘Una mentira engendra otra’

El nuevo corte de pelo de un colega, la cocina de un compañero o el interior de un amigo. Cuando las personas mienten, a menudo piensan que lo hacen por cortesía. Solo la investigación del psicólogo social Timothy Levine muestra que esta autoevaluación no es completamente correcta. Solo en el 2 por ciento de los casos las mentiras surgen de la ambición de no violar la deseabilidad social. Las personas son mucho más propensas a tergiversar la verdad porque quieren obtener ciertos beneficios (31 por ciento de las mentiras) o para enmascarar sus propios defectos (22 por ciento). Ese error de juicio también se repite cuando se trata de la frecuencia de la mentira. “En los autoinformes, las personas dicen que mienten en promedio dos veces al día, pero en los experimentos, las personas mienten dos veces durante una conversación de diez minutos”, dice la psicóloga social Sophie van der Zee (Universidad Erasmus de Róterdam).

Por lo tanto, se subestiman las habilidades para mentir, pero eso no significa que todos sean igualmente buenos en eso. Ciertos rasgos de personalidad innatos hacen que sea más fácil engañar a las personas. El atractivo físico es importante aquí, pero la inventiva y las habilidades cognitivas también juegan un papel. Después de todo, un mentiroso debe poder recordar exactamente qué versión de la verdad le ha dicho a quién. Esto puede causar estrés, especialmente cuando surgen preguntas inesperadas que requieren una respuesta rápida. “Los mentirosos no son necesariamente personas inteligentes, principalmente se las arreglan para mantener separadas las diferentes historias”, dice Van der Zee. Los hombres mienten con la misma frecuencia que las mujeres, aunque lo hacen por diferentes motivos. En promedio, las mujeres son más propensas a mentir por razones emocionales, mientras que los hombres lo hacen más para obtener una ventaja personal.

Cualquiera que se avergüence al pensar en una mentira piadosa no necesita participar en un programa como El topo no necesariamente para escribir en su estómago. La investigación del University College London muestra que es posible llevar rápidamente su talento como mentiroso a un nivel superior. Cuando las personas distorsionan la verdad por primera vez, se produce una reacción violenta en la región del cerebro que vincula los sentidos con las emociones. A medida que se dicen más y más mentiras, la respuesta en esa área se debilita. “Una vez que empiezas a mentir, tu cerebro hace que sea más fácil volver a hacerlo más tarde. Una mentira provoca otra”, dice Van der Zee. Además, los aspirantes a mentirosos deberían buscar una salida creativa, porque la investigación experimental muestra que las personas son mejores y más rápidas para decir mentiras después de una tarea ‘artística’.

Finalmente, para asegurarse de no ser expuesto como un mentiroso, puede ser útil apelar a ciertas ideas de la ciencia. Por ejemplo, la falta de contacto visual y una actitud inquieta a menudo se asocian con la mentira, pero esto no está justificado. «Debes tratar especialmente de jugar con las manos lo suficiente, de no mantener la barbilla demasiado alta y de gesticular lo suficiente», dice Van der Zee.

Será mejor que el nuevo topo siga adelante.



ttn-es-31