Se acuestan todas las noches en la misma cama, no se dan la mano, no se abrazan, no se besan, hablan interminablemente de niños, se visten a juego e incluso se ponen de acuerdo sobre cómo cargar el lavavajillas: las cuatro parejas de “casados ciegos” todavía parecen altas y vivir felices juntos. El contraste con años anteriores es grande. “Nunca habíamos empezado tan bien”, afirma Sarah Hertens, experta en ‘Blind Married’. No se sorprende, porque este año los novios se preparan de forma ligeramente diferente. “Hemos aprendido de los últimos años”.