El lunes por la tarde, justo después de que el republicano Matt Gaetz presentara la moción para destituir a su colega de partido Kevin McCarthy como presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, se dirigió al enjambre de periodistas reunidos a su alrededor en las escaleras del Congreso: “ A McCarthy le gusta fingir que Está trabajando con la coalición conservadora, pero lo único que está haciendo es incumplir las promesas que les hizo”. En los días anteriores, apareció en casi todos los principales canales de noticias estadounidenses para expresar su descontento con el presidente.
Es Gaetz de principio a fin: siempre al ataque y loco por ser el centro de atención. Las descripciones de él en los medios estadounidenses van desde “piromaníaco político” hasta “empresario de conflictos”. “Construido para la batalla”, lo llama el autoproclamado “provocador conservador abierto” en X. Tal como prescribe el manual de su maestro político, el expresidente Donald Trump.
partidario de Trump
A sus 34 años, Gaetz apareció en el escenario político nacional en 2016 tras Trump, cuando fue elegido miembro de la Cámara de Representantes en nombre de un distrito profundamente conservador en el estado de Florida. Allí, Gaetz, hijo de un destacado político local, rápidamente se convirtió en un autoproclamado “partidario incansable” del presidente. Descarta la investigación sobre la interferencia rusa en las elecciones presidenciales estadounidenses y su posible implicación en la campaña de Trump como una caza de brujas. A los miembros del partido que condenan el asalto al Congreso les da la espalda.
Pero Gaetz no sólo es controvertido por su abierta simpatía por Trump. Para el informe anual sobre el Estado de la Unión, invitó a un negacionista del Holocausto a asistir al discurso del presidente en el Congreso. En cuanto a las activistas abortistas, se preguntó “por qué están tan preocupadas por perder el derecho al aborto cuando tienen menos posibilidades de quedar embarazadas”.
Sin embargo, el mayor escándalo de la carrera de Gaetz gira en torno a una investigación sobre un posible abuso sexual de una joven de 17 años. Los fiscales decidieron no presentar cargos contra él a principios de este año, pero el comité de ética de la Cámara todavía está investigando.
Controvertido o no, es querido entre los republicanos más conservadores. En enero saltó a la palestra durante las elecciones a presidente de la Cámara: en parte gracias a él, McCarthy necesitó quince vueltas para ser elegido. El hecho de que esto lo haga odiar por el establishment político es algo que él, al igual que su jefe, ve como una virtud populista: “Mi apoyo generalmente proviene de fuera de Washington DC. Y no lo haría de otra manera”.
Kevin McCarthy, presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, también fue efectivamente destituido de su cargo el martes.