Las personas que desean comprar una casa pueden pedir prestada una porción más pequeña del valor de la propiedad si no es lo suficientemente eficiente desde el punto de vista energético. Esa es la expectativa del Banco Nacional.
A la hora de conceder un préstamo hipotecario, los bancos ahora también deben preguntar por el nivel energético del edificio. Si está mal aislado, el residente se vuelve mucho más sensible a un posible aumento en los costos de energía. Y entonces el pago puede verse comprometido, un riesgo que los bancos prefieren no correr.
Un análisis de las primeras cifras muestra al Banco Nacional que en 2021 un tercio de las viviendas por las que los bancos prestaron (y de las que ya conocían el nivel energético) tenían una puntuación de E o F, lo que indica baja eficiencia energética. Otro tercio tenía una etiqueta C o D.
La situación preocupa al Banco Nacional, porque las viviendas con un puntaje energético débil están siendo compradas en mayor medida por personas con menos espacio financiero. Hay una sobrerrepresentación de personas que tuvieron que financiar del 90% al 110% del valor de su propiedad con un préstamo bancario. Los precios más altos de la energía pueden convertirse en la gota que colma el vaso. El Banco Nacional aconseja a los bancos comerciales que estén atentos a esto.
El Banco Nacional ya ha tomado medidas en el pasado para instar a los bancos a ser cautelosos. Por ejemplo, fijó un máximo en el número de personas que pueden pedir prestado más del 90% del valor de su propiedad. Esta medida está siendo seguida de cerca.
La banca más cuidadosa con los préstamos para la vivienda: 1 de cada 4 se endeuda más del 90% (+)
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