Los legisladores peruanos avanzaron el martes un plan para celebrar elecciones anticipadas en 2024 en un intento de poner fin a la crisis política provocada por la destitución de Pedro Castillo, el expresidente del país.
El Congreso aprobó el martes por abrumadora mayoría una reforma constitucional que allanaría el camino para las elecciones de abril de 2024, dos años antes de lo previsto. Los legisladores deben aprobar la reforma por segunda vez durante su próxima sesión en 2023 para que entre en vigencia.
La medida “le da a Perú un camino para salir de la crisis actual” y satisface las demandas de muchos manifestantes de nuevas elecciones, dijo Nicolás Saldías, analista para América Latina de The Economist Intelligence Unit. “Es poco probable que se celebren elecciones antes de esa fecha, ya que requerirían negociaciones complejas y cambios en las reglas electorales”.
El plan de adelantar las elecciones se produjo cuando Perú dijo que expulsaría al embajador de México en Lima, intensificando una disputa diplomática con el país, que le ofreció asilo a Castillo y exigió su regreso al cargo.
“El gobierno ha declarado al embajador de México persona non grata. . . por las reiteradas expresiones de las autoridades de ese país sobre la situación política del Perú, que constituyen una intervención en nuestros asuntos internos”, dijo la canciller Ana Cecilia Gervasi.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha respaldado a Castillo desde su juicio político a principios de este mes, insistiendo en que el presidente de Perú fue víctima de una oligarquía corrupta y racista. En una declaración conjunta, a López Obrador se unieron líderes izquierdistas de Colombia, Bolivia y Argentina para pedir el regreso de Castillo y alegar que fue víctima de “acoso antidemocrático”.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México dijo en un comunicado el martes por la noche que retiraba a su embajador, Pablo Monroy, por su propia protección.
“México cree firmemente en el diálogo y seguirá manteniendo abiertos los canales de comunicación”, dijo.
Más temprano el martes, el canciller de México, Marcelo Ebrard, dijo que el país había otorgado asilo a los familiares de Castillo, que se encontraban dentro de la embajada de México en Lima, y estaba negociando un salvoconducto con el gobierno peruano.
“Es una decisión independiente y soberana de México”, dijo Ebrard.
Los fiscales han investigado a Castillo, su esposa, su cuñada y dos sobrinos por cargos de corrupción. Niegan haber actuado mal.
La Corte Suprema de Perú ordenó la semana pasada que Castillo permaneciera 18 meses en prisión preventiva por cargos de conspiración y rebelión.
Los disturbios han sacudido al país sudamericano desde que el Congreso destituyó a Castillo y lo reemplazó con su vicepresidenta, Dina Boluarte. Su derrocamiento se precipitó por su intento de cerrar el Congreso y gobernar por decreto, una medida descrita por los analistas como un “autogolpe”.
Al menos 26 personas han muerto en las protestas que han estallado en todo el país, según el Ministerio de Salud de Perú.
El gobierno interino de Perú declaró un estado de emergencia de 30 días el 14 de diciembre cuando estalló la violencia en las regiones rurales, lo que respaldó a Castillo en su improbable ascenso en 2021 de una escuela rural en el altiplano andino a la presidencia.