ELEl perro desciende del lobo pero, muy a menudo, vive en la ciudad, entre edificios y calles transitadas. Esto no es un problema porque, como explica Alessandro Piccolo en su libro El perro en la ciudad (Tea Libri)«lo más bonito es el suyo adaptabilidadpara ver siempre el vaso medio lleno.” Incluso un apartamento de cincuenta metros cuadrados. puede ser suficiente para él si tiene atención y cuidado por su amo. Así que el hecho de no tener jardín no es una limitación.
«La ciudad no es una limitación: cada vez más metrópolis aceptan mascotas, con discotecas y tiendas exclusivas, y parques donde pueden correr. Esto no significa que la elección de adoptar pueda hacerse con desdén. Pero esto es cierto dondequiera que vivas. La composición familiar, los hábitos y el tiempo disponible para cuidarlo son mucho más importantes que los espacios domésticos. Pero está claro que algunos Las razas son más complicadas de manejar si vives en un apartamento.
Perro en la ciudad, ¿qué razas son las más adecuadas?
La respuesta a la pregunta de cuál es la mejor raza de perro para adoptar en la ciudad no puede ser sencilla. «El perro debe ser el espejo del dueño.» explica Piccolo. Muchas veces, si no hay mucho espacio en casa, quizás prefieras un animal. talla pequeña. Pero cuidado con los Jack Russell y los Dachshunds, son pequeños pero explosivos. Mejores perros con características similares a Malteses, Caniches, Pugs y Chihuahuas, fáciles de manejar, alegres y activos.
Entre los tamaños más grandes, Bulldogs ingleses, Golden, Mountain Dog y Bernese pueden ser adecuados. No demasiado físicos y testarudos, les encanta caminar incluso sin ir demasiado lejos cuando están libres.
¿Cómo acostumbrarlo a estar solo en casa?
Indicar claramente qué espacios están a tu disposición, cerrar las puertas de las habitaciones que no lo están, es la primera regla. Es útil desarrollar una rutina de salidas, ofreciéndole una serie de juegos y estableciendo frases de saludo estándar. Al principio es mejor dejarlo solo un rato y, si lo escuchas llorar, es mejor regresar después de que se haya calmado, interactuando con él sólo cuando se haya calmado.
Adiestramiento canino: cómo comunicarte con tu perro
Para comunicarte con tu perro, explica Piccolo, hay tres palabras clave: atención, refuerzo y uso de recompensas. La herramienta para llamar la atención es el nombre: llamando al perro por su nombre se le enseña a mirar y permanecer con su maestro. Por este motivo conviene sorberlo y utilizarlo para el manejo del animal. El refuerzo es “¡bueno!” lo que sirve para que el perro comprenda que lo que está haciendo es lo correcto: es decir con ilusión, aquí y ahora (recordando que los perros viven en el presente). La recompensa, sin embargo, llega después.y es un plus que fija el momento en la memoria del perro.
La importancia de manejo. Es importante saber manejar el cuerpo del perro con familiaridad. Tanto por motivos de salud como de seguridad (si confía en su dueño le revisarán las patas y las orejas y lo trasladarán de un lugar a otro).
Conducir a tu perro por la ciudad: 6 comandos clave
Hay cuatro comandos fundamentales que el adiestrador de perros recomienda enseñar a tu perro a pasear por la ciudad. Dos para darle pausa, dos para moverse.
“Sesión” le permite mantenerlo seguro, por ejemplo, frente a un semáforo o un ascensor. También le enseñará a esperar, en breve. Si su dueño está de pie, esta es la posición ideal. Por el contrario, si el adulto de referencia se sienta, el perro se tumbará (comando “acostada“): es un puesto que te conviene aprender y que además te permitirá realizar viajes bastante largos.
“Vamos” (moverse juntos) y “tu vienes” (hacer que se acerque) son las indicaciones de movimiento.
La regla fundamental y que salva vidas es llamarlo y utilizar estos comandos cuando realmente los necesites. «Las palabras son para él una melodía de fondo» interrumpidas por aquellas dirigidas específicamente a él: por tanto, de forma clara y puntual. ¿Un truco para “robarle” al adiestrador de perros? Sostener tener siempre la correa visible, colgado al hombro o colocado sobre los hombros. Cuando llegue el momento de volver a casa, después de una parada en el parque, cuando vea la correa en las manos de su dueño, en lugar de en su hombro, comprenderá que es hora de volver.
Otra pareja de inseparables: “interrumpido” Y quédate”. El primero sirve para bloquear al perro, deteniéndolo. La segunda, en cambio, es relajarse y quedarse en ese lugar porque el dueño tiene que irse (volver).
El “No“¿? Es una palabra mágica, sugiere Piccolo, si se usa con antelación, antes de que tenga lugar la acción. Y no regañar. Sin embargo, se debe utilizar con gotero. Para desviarlo de un comportamiento incorrecto, un “vamos” puede ser suficiente. De esta forma se distraerá y se alejará sin necesidad de una entrada. Pero de una manera interesante. Evitar constructivamente situaciones desagradables evita que el perro se vuelva terco.
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