LAen un mundo de narcisos, Elisabetta Rosaspina es la periodista más tímida que conozco. Durante décadas la he conocido por todo el mundo, en los enfrentamientos en Jerusalén y en los Juegos Olímpicos, después de la bomba islamista en Madrid y después del Bataclan, y ya la conozco: si la felicitas por la dedicación y el cuidado con el que ella trabaja, le das un disgusto. Y luego toca entristecerla y escribir que esto Enigma Evitar. Historia de la mujer que hechizó al mundo (Mondadori) es un gran libro, al igual que su biografía de Margaret Thatcher. Pero si la Dama de Hierro es un personaje firmemente en la memoria de nosotros en sus cincuenta, Evita Perón pertenece a la era de nuestras abuelas.
Evita a Perón, la historia
Madonna la llevó al cine. Pero, ¿quién era realmente Evita? La mujer Indro Montanelli dijo que “Perón podría prescindir de todo menos de ellaTanto es así que después de su muerte trató en vano de encontrarla en otras mujeres, y de que trajeran su cuerpo momificado de Italia al Madrid de Franco donde estuvo exiliado?
El encanto de Evita no está solo en su temprana muerte. Está en su misterio. Permaneció en el poder sólo siete años. Pero despertó curiosidad, interés, rumores de conspiraciones que nunca se extinguieron. Incluido su misterioso viaje a Europa inmediatamente después de la guerra, cuando recorrió España, Italia, el Vaticano, Francia, Portugal y Suiza «en setenta y nueve días de lujo y misterio“.
No quiero estropear su lectura del libro, pero al menos Me gustaría adelantar la página del encuentro con el Papa Pío XII: “Con la Gran Cruz de Isabel la Católica prendida claramente sobre el pecho, y con la cabeza cubierta por la mantilla del mismo tenebroso color monacal, regalo de Carmen Polo de Franco, Eva Perón se apresuró a San Pietro la mañana del viernes 27 de junio de 1947: llegó sensacionalmente tarde. Nada fuera de lo común para sus hábitos: menos de treinta minutos. No se había despertado a tiempo y nadie se había atrevido a molestarla. Había sucedido antes, y volvería a suceder. Pero esperando al tardío crónico estaba aquel tiempo alguien no muy indulgente con la observancia de los preceptos, y para nada sensible a las gracias femeninas. De una ex actriz y concubina, entonces… ».
iO Donna © REPRODUCCIÓN RESERVADA