La estrella de la pista corta Hanne Desmet habla un solo idioma: el del patinaje. Cuando apareció en el hielo a los 16 años, causó una fría impresión en su entrenador y competidores. “Hanne no podía patinar en realidad”, dijo su propia madre. Pero mira, el conejito de hielo lleno de baches se convirtió en medallista olímpico en Beijing.
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