La derecha y la izquierda italianas divididas por la votación del Parlamento Europeo sobre Fit for 55. Di Maio y Orlando hablan sobre incentivos y redes de seguridad social para acompañar la transición tecnológica
La decisión del Parlamento de la UE de prohibir los coches de gasolina y diésel a partir de 2035 divide al gobierno. Entre quienes defienden la transición a la electricidad como algo inevitable y, de hecho, una oportunidad, y quienes, en cambio, la consideran una elección ideológica que, de hecho, favorecerá a los productores asiáticos. Lo que es seguro es que el cambio a la electricidad corre el riesgo de tener fuertes repercusiones en la cadena de suministro automotriz. Y precisamente para evitar un shock, se están considerando incentivos a las empresas y redes de seguridad social. Pero la preocupación sigue siendo alta, y los sindicatos piden la convocatoria urgente de una mesa en el Mise. La votación positiva el miércoles en Estrasburgo de la parte del paquete Fit for 55 que se refiere a los automóviles sigue animando los ánimos aunque deben seguir el paso en el Consejo Europeo, previsto para el 28 de junio, y luego la llamada fase tripartita entre el Consejo y el Parlamento y la Comisión.
las posiciones izquierda y derecha
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Claramente a favor de la medida propuesta por la Comisión de la UE, el ministro de Trabajo Andrea Orlando, quien habla de una transición “inevitable”, y el propietario de las infraestructuras Enrico Giovannini, quien al proponer un enfoque “holístico” del tema, asegura que la reposición de medios abre “a nuevas y grandes oportunidades de producción”. Giancarlo Giorgetti, que lleva tiempo advirtiendo sobre los riesgos de la transición, no piensa de la misma manera, y que ahora no oculta la decepción del voto europeo, con el que nos arriesgamos a la “eutanasia” de una parte de nuestro industria: es “una elección ideológica, porque el destino del coche no es solo eléctrico, a menos -, advierte el titular de desarrollo económico- que no se quiera hacer un regalo a China”. Un tema en el que insiste todo el centroderecha, Lega a la cabeza, cuyo líder Matteo Salvini señala con el dedo a Bruselas: “Se está produciendo un ataque a Italia”, dice, nos quieren reducir “a un supermercado, modelo Grecia”. “. La mayor preocupación es la relacionada con las recaídas en el empleo. La CISL vuelve a pedir la convocatoria inmediata de la mesa sectorial” en Mise, recordando que “hay al menos 75.000 puestos de trabajo en juego -dice el secretario Luigi Sbarra-, además de los empleados por las industrias afines”.
la receta del gobierno
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Sin embargo, algunos funcionarios del gobierno ya están recibiendo algunas indicaciones sobre los posibles caminos a seguir. “Creo que iremos en la dirección de trabajar con todos los incentivos que sirven como Estado italiano y como Unión Europea para permitir que las empresas no sufran un sobresalto sino que se conviertan”, explica desde Nápoles el canciller Luigi Di Maio. Mientras que en el ámbito laboral la idea es “construir redes de seguridad social e instrumentos de inversión a nivel europeo que mutualicen los costes de la transición”, apunta Orlando, explicando que precisamente por eso “pedimos que las redes de seguridad social utilizadas durante la pandemia se transforme en una gran herramienta para gestionar las consecuencias de la guerra y las transiciones ecológica y digital”.