Paren los autos diesel y de gasolina, Salvini se encuentra con los países opuestos: ¿cuál es la posición de Italia?


Un acuerdo reabierto cuando ya estaba prácticamente cerrado. Y que ahora corre el riesgo de poner en entredicho toda la revolución verde de la industria del automóvil. Junto al estancamiento político por el debatido cese de los motores diésel y gasolina a partir de 2035, se abre una nueva batalla en el panorama automovilístico de la UE: la de las controvertidas normas Euro 7 propuestas por Bruselas el pasado noviembre y aún por negociar.

La cumbre en Estrasburgo de los escépticos

Dos caras de la misma moneda que llevó a la República Checa a organizar una cita sin precedentes entre doce países escépticos -aunque motivados por intereses diferentes- el lunes 13 de marzo en Estrasburgo en las instalaciones del Parlamento Europeo, enfrascados en una sesión plenaria clave para el maxi -Paquete climático Apto para 55 con la primera votación sobre viviendas ecológicas.

Italia contra el parón de los motores térmicos a partir de 2035

Una oportunidad para Italia -participa en la cumbre el viceprimer ministro Matteo Salvini- para volver a poner de manifiesto su clara oposición al cese de los motores de combustión interna, en el lado fuerte de Varsovia y Sofía. Y del apoyo de Berlín envuelto desde hace semanas en el debate interno de la coalición del semáforo para pedir la extensión al menos al uso de los e-combustibles. La reunión, en la línea oficial del ministro checo de Transportes, Martin Kupka, tiene como objetivo definir una posición común sobre la modificación de los objetivos Euro 7. «Es correcto aspirar a cero emisiones de CO2 en el menor tiempo posible -explicó el premier Giorgia Meloni-, pero hay que dejar en libertad a los Estados para que tomen el camino que consideren más eficaz y sostenible. Esto significa no cerrar a priori el camino hacia tecnologías limpias distintas a la electricidad. Esta es la línea italiana que ha encontrado una gran aceptación en Europa». Es decir, cada país debe modular la transición de los motores de gasolina y diésel a los eléctricos teniendo en cuenta su propia realidad. “Una transición sostenible y justa -añadió Meloni- debe planificarse y llevarse a cabo cuidadosamente, para evitar repercusiones negativas en términos de producción y empleo”.

El nudo

Un reglamento que, de aprobarse tal y como lo ha desarrollado el ejecutivo de la UE, obligaría a los fabricantes de automóviles a invertir fuertemente en motores térmicos para reducir aún más los contaminantes como los óxidos de nitrógeno y las partículas, de cara, no obstante, a ese parón en la matriculación de coches en gasolina y diésel previsto para 2035, lo que en la práctica haría inútiles los esfuerzos de financiación.

El estancamiento de los coches de cero emisiones

Las reservas, las de Praga, junto con Italia, Finlandia, Francia, Alemania, Hungría, Polonia, Portugal, Rumanía, Eslovenia, Eslovaquia y España, que se cruzan con la parálisis diplomática sobre los coches cero emisiones, aún están lejos de resolverse. Puesto en jaque en la última milla de la ratificación definitiva por parte de la minoría de bloqueo de Roma, Berlín, Varsovia y Sofía, el acuerdo (ya blindado tras la aprobación definitiva del Parlamento Europeo el pasado 14 de febrero) ya ha sido definido como «suicidio» por el propio Salvini. Y su destino sigue ligado a la línea del gobierno de Olaf Scholz, que hasta ahora no parece cejar en la petición al Palazzo Berlaymont de compromisos concretos para salvaguardar el uso de combustibles de bajas emisiones.



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