Osi-Kvara: Dos amigos en el patio de recreo. Cómo nació la inseparable pareja Scudetto

Goles, comida y… el Golfo. En el campo, una armonía que sabe a magia. Afuera dos chicos que vienen de mundos diferentes dentro de un sueño llamado Nápoles

En la rueda de Nápoles, los números jugados son siempre los mismos: 9 de Osimhen y 77 de Kvaratskhelia. Desde hace unas semanas, la afición azzurri busca un doble golpe. Tercer campeonato y victoria histórica en el Lotto, para hacer aún más memorable un éxito que falta desde los días de Maradona. El Napoli de Spalletti se ha convertido en una obra de arte. En primer plano están los rostros de Víctor y Kvicha, 46 años juntos, ahora inmortales a los ojos de un pueblo enamorado del fútbol. Tan conectados, pero tan diferentes, que aún no se han dado cuenta de lo que han hecho.

Dulces incógnitas

El 27 de abril de hace un año, Aurelio De Laurentiis anunció la compra de Kvicha Kvaratskhelia. Giuntoli lo había estado siguiendo durante algún tiempo y venció a la competencia de los otros grandes nombres. Sin embargo, el georgiano llega a Italia sin que nadie lo conozca realmente. En los videos de Youtube lucía como un campeón pero era difícil alejar al grillo parlante mientras repetía que “en Georgia yo también jugaría así”. Osimhen, por otro lado, fue el clásico delantero fuerte, potencialmente muy fuerte. Lástima que siguiera relevando con Mertens, alguien que se hacía llamar Ciro en Nápoles e incluso le puso ese nombre a su hijo. Las condiciones para hacerlo bien estaban todas ahí: jóvenes, hambrientos, ansiosos por llegar a ser los mejores. Sin embargo, los que hicieron el exploit eventualmente surgieron por su cuenta, tan pronto como Kvicha y Victor comenzaron a correr de la mano. El primero centra y el segundo marca, cuando se lanzan al contraataque parecen dos niños jugando en el parque.

Profesor Víctor

Sobre el césped no se discute el sentimiento entre ambos. La mejor foto fue tomada en el peor momento, cuando en la ida de los octavos de final de la Champions League Kvicha falló un penalti, en Frankfurt, en el marcador 0-0. Osi se acerca y levanta la cabeza, le susurra al oído que no ha pasado nada. Seis minutos después marcó el 1-0, demostrando que el georgiano no se equivocaba. Kvaratskhelia, un extranjero curioso, está feliz en Nápoles porque está descubriendo el mundo. Kim y Osimhen son sus maestros: uno asiático y otro africano, le hablan de cultura, comida y tradiciones. Fuera de la cancha, sin embargo, es bastante reservado. La hermosa Nitsa pronto se convertirá en su esposa, con ella vive en Posillipo, por sugerencia de Osimhen. Incluso la nigeriana, hija y pareja, eligió a Marechiaro para vivir en paz. Las visitas al centro son esporádicas, todas en la zona de Vasto, cerca de la estación central. Allí conoce a algunos compatriotas, sobre todo compra la comida de su país. Sémola, carne, arroz, patatas y alubias: se sirve la receta del goleador.

tortas y niños

El aprecio mutuo es de sobra conocido: “¿Kvara? Todavía no has visto nada –comentó el delantero centro al inicio de la temporada-. Hace locuras en los entrenamientos, pronto lo notarás”. El lenguaje que los une es el de la pelota. Hablan en inglés, a menudo se les confronta, incluso si Kvara no es un parlanchín, mientras que Victor se ha convertido en un líder verbal. Juntos forman una de las mejores duplas goleadoras del mundo, superada solo por Messi-Mbappé -en la Ligue 1 y con el PSG- y por la dupla Foden-Haaland, con el noruego haciendo el departamento solo. La comparación es ilustre y es bonita, aunque Leo y Erling… no ganaron un Scudetto en Nápoles. Falta desde tiempos de Diego, el dios que aún ilumina calles y balcones de la ciudad. Treinta años después, llegó el turno de Osimhen y Kvaratskhelia. Maradona es otra cosa, pero la tarta al estilo Osimhen, la pizza al estilo Osimhen, el bocadillo al estilo Osimhen y el huevo de Pascua al estilo Osimhen ya son un buen punto de partida. ¿Y Kvara? Nació un niño llamado Daniele Kvicha, fuertemente deseado por… papá Armando.



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