Comisarías de policía, empresas y comercios: con motivo del Coming Out Day, más de treinta edificios de Amstelveen se iluminan esta noche con los colores del arcoíris. Nunca antes la ciudad se había visto tan colorida.
Amstelveen está llena de color. Las banderas, pancartas e iluminación de los edificios tienen los colores del movimiento LGBTIQ+: rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta.
Esto celebra el día de salir del armario. Cada año, el 11 de octubre, se presta atención a la apertura sobre la orientación sexual o la identidad de género. El objetivo de este día es que todos deberían poder ser ellos mismos.
“Noto que la gente habla de esto más abiertamente dentro de la policía”
“Sin duda, me aporta algo”, afirma Nanda Lensing. Ella misma es miembro de la comunidad queer. “Todo el mundo estaba muy entusiasmado. Muchas personas me han dicho que les aporta algo. No se trata sólo de algunos colores. Los colegas se sienten seguros y aceptados”.
Como alta directiva de KPMG, puso en marcha esta iniciativa junto con la policía y el municipio. Al sumergir la ciudad en los colores del arco iris, los iniciadores esperan que la gente hable cada vez más abiertamente sobre este tema. “Puedo ser yo mismo en el trabajo”, dice Nanda. “Pero quiero que los demás también se sientan bien. Esto se puede lograr iniciando la conversación”.
“Noto que hay un debate más abierto al respecto dentro de la policía”, confirma Ton Louhenapessij, responsable de diversidad de la policía nacional. En 2020 se le ocurrió la idea de iluminar cuatro comisarías. “Recibimos una increíble cantidad de respuestas positivas al respecto”. Algunos compañeros se atrevieron entonces a dar el paso de salir también del armario en el ámbito laboral.
Algunas personas no son abiertas sobre su preferencia sexual o identidad de género porque temen la discriminación. “Eso no es sorprendente”, dice. “Todos los días nos enfrentamos a la violencia contra las personas de la comunidad LGBTQ. Se ve que está empeorando cada vez más en el mundo. Algunos países incluso imponen la pena de muerte”.
Los iniciadores ven esta acción como una contranarrativa. Aunque Amstelveen nunca ha tenido un aspecto tan colorido, esperan que el próximo año se unan aún más empresas y más personas hablen abiertamente entre sí.