“El gobierno y el parlamento aprobaron la prohibición de manifestaciones para los incansables creadores de amok. El sindicato rojo francófono lo encuentra tan abominable que quiere ridiculizar digitalmente a todos los parlamentarios que presionaron el botón verde. Los anunciarán con nombre y apellido, suena en carta amenazante. Eso no solo no pertenece a los camaradas, sino que tampoco pertenece a una democracia”, escribe la periodista política Isolde Van den Eynde.
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