“El costo de un simple partido de fútbol aumenta”, escribe la periodista política Isolde Van den Eynde. “Está el costo de la policía. Está el costo para el dominio público. Y los costes para los ciudadanos de a pie que tienen que soportar los disturbios. Y el costo más alto es para la comunidad marroquí. Es un alto precio por años de tolerancia”.
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