Hace cuatro semanas, Gerard van H., de 56 años, dio marcha atrás cuando pidió a los jueces que ayudaran a su esposa. Luego les pidió que no cometieran el mismo error que sus compañeros hace unos años cuando falleció su suegra. Entonces me quedé atascado porque pensaron que había incendiado los autos de Frank van Etten. Yo no había hecho eso en absoluto y también fui absuelto. Pero por eso extrañé su despedida”.