Nómadas digitales, el sudeste asiático gana en precios y conectividad


ellos los llaman nómada digital y se estima que hay 35 millones, en su mayoría profesionales especializados con altos niveles de educación (licenciatura, maestría o doctorado). Profesionales que aprovechan la posibilidad de trabajar con un ordenador para conocer nuevos países y retomar el control de una vida que ya no termina con la jornada laboral. El fenómeno, ya presente desde hace años, ha recibido una impulsar importante después de la pandemia, y es poco probable que se detenga.

La cifra surge de una búsqueda realizada por “Un hermano en el extranjero”, un sitio que se ocupa de brindar apoyo y compartir experiencias con otros nómadas digitales, que analizó 63 estadísticas y más de 4 mil respuestas a encuestas realizadas en las diversas comunidades de medios digitales de habla inglesa. nómadas en todo el mundo. «Son estadísticas no oficiales – explica Alberto Mattei, presidente de la Asociación Italiana de Nómadas Digitales – porque bajo el término “nómada digital” puedes reconocer a cualquiera. Todos se mudan por diversas razones y tienen diferentes necesidades: los que viajan con su familia, los que viajan solos, los que viajan por periodos cortos y los que son largos. Pero también los que buscan la tranquilidad de los grandes núcleos urbanos y viceversa: no hay una única urgencia, hay muchas necesidades».

En definitiva, lo único cierto es que se trata de un fenómeno transversal en continuo crecimiento. Por lo demás, no hay estudios compuestos ni bases de datos del nomadismo digital: no hay censos sobre el número de personas involucradas, sobre los destinos más o menos buscados, sobre el tipo de viajeros. ¿Cuántos se mudan solos y cuántos con sus familias? ¿Qué factores influyen más en la elección de un país? Y el tiempo medio de residencia, ¿cuál es?

Algunos datos

Lo que une a todos es, ante todo, la necesidad de una conexión estable y rápida. Posiblemente combinado con un costo de vida moderado y soluciones de vivienda no demasiado costosas. Los datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) de Naciones Unidas confirman la ya conocida superioridad del sudeste asiático: las cifras de 2021 sobre el uso de banda ancha internacional hablan de 403 Tbit/s (terabit por segundo es una unidad de medida que indica la capacidad de transmisión de datos en una red informática) para la región de Asia-Pacífico, en comparación con valores mucho más bajos en el resto del mundo (para América y Europa son respectivamente 204 y 180 Tbit/s).

Pero, ¿cuánto cuesta esta hiperconexión? No tanto como se podría pensar: en Hong Kong por ejemplo, un plan mensual de móvil de alto consumo parte de unos 11 euros, mientras que el fijo ronda los 22. Los precios no se alejan demasiado en Indonesia (ocho euros el móvil, 24 fijo) y Tailandia (17 y 20), superior en Singapur, donde el fijo llega a los 35 euros, y en Corea del Sur, que ve el móvil en 24 euros y el fijo en 31. Países que se comportan bien también en los Grandes Índice Mac, el indicador que compara el coste de un bocadillo de McDonald’s en los distintos estados: tanto Indonesia como Hong Kong se mantienen por debajo de los tres euros, mientras que Tailandia y Corea del Sur los superan ligeramente. Bajos costes también en Japón, Estonia y México. Los datos inmobiliarios tuercen la situación. Los alquileres en Singapur alcanzan cifras desorbitadas: de 2.200 a 2.750 euros al mes, según el tipo de piso, para las ciudades de las zonas céntricas, de 1.800 a 2.337 euros para las zonas más dispersas. Por otro lado, Argentina, que si bien tiene un desempeño inferior al de los países asiáticos en términos de conectividad, ofrece excelentes precios de alquiler, que oscilan entre 230 y 290 euros al mes para departamentos en las ciudades más grandes. Malta, Indonesia y Grecia también lo hicieron bien.



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