No todos contentos con la pernoctación del secretario de Estado en albergue nocturno: ‘Una fiesta de pijamas’


Armado con una bolsa de plástico, ropa interior limpia y un cepillo de dientes, tuvo que cruzar ‘un umbral de un metro de altura’ para no decidirse a dar la vuelta antes de tiempo.

Van Ooijen pensó que era importante que lo dejaran entrar; ‘eso es accesibilidad nacional de recepción’. La bolsa le dio la sensación de que algo es ‘realmente suyo’. En el refugio habló con varios durmientes, cada uno con su propia historia. “El olor a sudor en el pasillo me está esperando”, escribe. Se ajusta a la ‘visita de trabajo real’ que resultó ser ‘más honesta y cruda’ de lo que jamás podría haber imaginado.

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Aún así, muchos usuarios de LinkedIn dudan de sus intenciones y de la «honestidad y crudeza» de la visita. Alguien lo llama una «fiesta de pijamas». “Incluso creo que es desprecio. Puede ser incómodo para ti, pero sigue siendo una obra de teatro”. Silvia se pregunta si el Secretario de Estado quiere un aplauso por esta acción. “¿O una profunda reverencia? Los ‘sin hogar’ son solo personas como tú y yo… que resultaron haber tenido menos suerte en la vida».

Janina escribe: “Lástima que toda esta experiencia se trata de ti y no de cómo experimentas a las personas sin hogar, excepto si roncan. Todo el mundo está allí con una historia. ¿Que vas a hacer despues?» Sin embargo, Van Ooijen también recibe elogios: „Sin embargo, apoyo esta acción. A menudo es muy difícil para los administradores visualizar la práctica, la realidad, sobre la cual hacen política”.



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