¿No era hora de unas merecidas vacaciones lejanas? El cirujano ortopédico Tom Baxter tuvo esa conferencia médica en Melbourne de todos modos, y con mucho gusto llevó a su joven segunda esposa, Heather, con él. También a bordo del vuelo procedente de Seattle: los hijos Olivia (14) y Owen (12) de su primer matrimonio. Querían ver los canguros, wombats y koalas de Australia.
El viaje comenzó alegremente, pero el de los canguros, wombats y koalas fue decepcionante. No solo los encontraste en la naturaleza. Decepcionados, se detuvieron en un puesto de comida durante su recorrido en un Porsche de alquiler de color naranja brillante. Allí se les acercaron dos tipos vagos en una Toyota Hilux. koalas? Ah, pero entonces deberías venir con nosotros a Dutch Island, está repleta de koalas. Por favor, acople primero. Tasa turística. Tom sintió miseria, pero como los niños se quejaban tanto, estuvo de acuerdo.
No lo pensarías, pero este inocente comienzo de lo que acaba de aparecer La isla (Bookery; 20,99 €) del escritor irlandés de suspenso Adrian McKinty (54) culmina en What You Reassure Mad Max: Furia en la carretera en papel: la pegadiza película de espectáculos posapocalípticos de George Miller de 2015 Rasgando el polvo, entrecruzando persecuciones entre arbustos, el gato y el ratón, con tiroteos también.
Porque en esa isla holandesa aislada ciertamente no es divertido. Anteriormente utilizada como colonia penal, hoy está habitada por el tímido clan O’Neill. En este enclave hacen sus propios negocios delictivos. Mi personaje favorito de los O’Neill: Madre Ma, de profesión una matriarca odiosa que envejece. Ella mueve los hilos y esos cabrones de hijos y nietos tienen que hacer lo que ella dice. Te la imaginas como una Ma Flodder de boca grosera con un bastón y una escopeta de dos cañones.
Debido a circunstancias que no revelaremos, Ma pronto intenta con Tom, Heather y los niños. Tienen que correr para salvar sus vidas, pero no pueden salir de esa isla. El transbordador O’Neills se ha ido. Muchos giros refinados y, a veces, casi exagerados más tarde, en los que no Tom sino Heather y los niños resultan ser los verdaderos artistas de supervivencia, sabes una cosa con certeza: no deberíamos estar en Dutch Island este verano. Por eso Adrian McKinty (en la traducción de Sabine Mutsaers y Jan Mellema) consiguió asustarnos bastante con un placer diabólico, como ya hiciera antes con La cadena (2019).
Descargo de responsabilidad del autor en su discurso de aceptación: «En primer lugar, debo explicar que, si bien Dutch Island realmente existe (con un nombre diferente), las personas que viven allí no se parecen en nada a los personajes que La isla poblar […]† Viví en Melbourne de 2008 a 2019 y puedo asegurarles a todos que Victoria es el estado más amigable de Australia”.
Si claro compañero. Estará bien.
También podemos emitir avisos de viaje negativos para (los ficticios) isla de hueso (20,99 €; Luitingh-Sijthoff; traducido por Martin Jansen en de Wal). La gente desaparece allí. El autor es Jacob Ross (64), quien nació en la isla caribeña de Granada y ahora vive en Inglaterra. Aunque Grenada se llama Camaho en su thriller, está claro que se basa en sus propias experiencias. Seguimos al joven Michael «Digger» Digson, que es reclutado en contra de su voluntad en un grupo de trabajo especial de la policía: casos sin resolver. La única razón por la que Digger hace esto es que finalmente espera descubrir por qué mataron a su madre durante una manifestación. Bien escrito, bonito y lejano, con un toque de vudú también. No tienes que dejar tu silla perezosa por la sensación de isla con estos dos títulos.
