1/3 Eva Amsterdam en la fábrica de Dongen.
La fábrica de Coca-Cola en Dongen funcionará a partir del próximo año con electricidad y red de agua caliente. Los preparativos para abandonar el gas han estado en pleno apogeo durante años, pero como la fábrica funciona día y noche, no todo se ha podido ajustar fácilmente. Los mayores cambios se han producido en las últimas semanas. El cambio fue anunciado y celebrado en la fábrica el martes. “Es un hermoso día para nosotros”.
El fabricante de refrescos de Dongen lleva cuatro años cambiando el gas por la electricidad y la red de agua caliente. “Solo ha cobrado vida en los últimos meses y hemos visto los cambios. Ahora estamos dando los últimos pasos para completarlo”, afirma Jeroen van Vliet. Es responsable de Coca-Cola Europacific Partners (como se llama oficialmente la empresa) en los Países Bajos.
Coca-Cola en los Países Bajos quiere ser climáticamente neutra a partir de 2040. La fábrica de Dongen es una parte importante de esto. De allí proceden más del 85 por ciento de todas las bebidas de marca refrescos que se venden en nuestro país. Si la producción en Dongen funciona exclusivamente con electricidad, las emisiones locales de CO2 se reducirán en cuatro mil toneladas al año.
“Se trata de cuatro kilómetros de tuberías.”
“Aquí analizamos todas las fuentes en las que utilizamos algo diferente a la electricidad”, explica Van Vliet. “Pensemos, por ejemplo, en las carretillas elevadoras. Antes funcionaban con diésel y GLP y ahora son eléctricas. Para calentar el edificio teníamos calderas de gas, que han sido sustituidas por bombas de calor y calderas eléctricas. También hemos añadido grandes depósitos de almacenamiento de agua caliente. agua.”
También hay ajustes que no se ven en la fábrica, dice la directora de sostenibilidad Eva Amsterdam. “Captaremos el calor que se libera, por ejemplo, al soplar nuestras botellas. Podemos mejorarlo con las nuevas bombas de calor y utilizarlo de nuevo para calentar la fábrica, entre otras cosas”, explica. “Todo el sistema consta de cuatro kilómetros de tuberías”.
“Todavía nos quedaba algo de espacio.”
Todos los ajustes deben hacerse paso a paso, porque la fábrica funciona las 24 horas del día, los siete días de la semana. El paso final está previsto para el próximo año, cuando el horno de gas será sustituido por uno eléctrico. Todo el cambio supone doce millones de euros.
¿Deberíamos seguir preocupándonos de que la red eléctrica pronto se llene, ahora que la fábrica consumirá tanta electricidad? No según Van Vliet. “Utilizamos energía verde de un parque eólico y solar cercano. Y aunque utilizamos más, nos mantenemos dentro del espacio que nos dio el operador de red. Incluso nos quedaba algo de espacio”.
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