No necesitas grandes gestos, discursos precisos, vivencias que marquen, para despegarte día tras día, pieza por pieza, de una realidad en la que no hay nada claramente malo, pero tampoco nada que se nos parezca.


ELEl mal a veces se esconde en los detalles. No se necesitan grandes gestos, discursos precisos, vivencias que marquen, para desprenderse día tras día, pieza por pieza, de una realidad en la que no hay nada claramente malo, pero tampoco nada que se nos parezca. es lo que le pasa Margarita, la protagonista de Casi nada malola novela mención especial en el último Premio Italo Calvino, de la que es autora la joven Greta Pavan.

Greta Pavan nació en Desio y vive en Milán, donde trabaja como editora. Casi nada mal recibió la mención especial del Premio Calvino 2022. (Foto: © YAY studio)

Brianza de Greta Pavan

Margherita y Greta tienen en común que han crecido en los años 90 en una Brianza con la religión del trabajo como medio de afirmacióntener una familia de emigrantes venecianos a sus espaldas, haber visto en Milán la salida de un circuito cerrado de existencias marcadas por los condicionamientos ambientales. Pero Margherita también representa a toda una generación y su búsqueda de una identidad, en medio de valores que te dejan en el frío. Todo guiado por un lenguaje hábil, lleno de sensaciones que hacen que la historia penetre primero por la piel, luego por los ojos.

¿Cómo te sientes cerca de tu protagonista?
En primer lugar, el contexto nos acerca. Un adagio literario dice que hay que empezar por lo que mejor se sabe, y yo conozco Brianza mejor que ningún otro lugar. Luego el tiempo: ella nació en 1990, yo nací en 1989, así compartimos el paso de un milenio, con su conflictividad de unas pulsiones que miran hacia atrás y unas pulsiones que miran hacia adelante. Y finalmente, compartimos una atracción casi escatológica hacia Milán, como salvación. Dicho esto, no es una novela autobiográfica.

¿Nos presentarás, entonces, a Margherita?
Margherita es una niña, luego una niña, luego una joven adulta, a quien conocemos cuando tiene 6 años, en 1996; y la última en 2012, cuando tenía 22 años. Desde niña ha tenido una mirada particular en las cosas. Hace muchas preguntas, mira los detalles. También es una niña pequeña que absorbe mucho de lo que la rodea, y este es su lado un poco más complicado. Sobre todo, absorbe pequeños actos de violencia y poder, que son “casi nada”, pero que en el transcurso de su vida se convertirán en algo importante. Su existencia está definida por el trabajo, como para todos en esa zona; pero no encuentra identidad en la profesión. Los demás parecen estar en su sitio, ella nunca.

¿Quiénes son los personajes que giran en torno a ella?
Los otros personajes pueden no estar más felices que ella, pero ciertamente hacen menos preguntas. Tiene un pie dentro y un pie fuera de su mundo: en el sentido de que busca pertenecer pero también lo rechaza. Los otros personajes tienen ambos pies adentro. Por lo tanto tienen convicciones muy específicas, tanto políticas como existenciales. Margherita define estas posiciones como casi heredadas, por lo tanto, no como resultado de una investigación. Y son personajes muy ambiguos, porque todos buscan algún tipo de poder, aunque no hablo de grandes realidades empresariales. Todo el mundo está buscando algo de venganza.

Casi nada malo con Greta Pavan, Boringhieri estampado192 páginas, 16 €

Así que llegamos al título. ¿Nos lo puedes explicar?
Es la cita de un verso de Fabrizio De André que reproduzco en el libro. Está tomado de la canción Il bombarolo, que habla de un empleado absolutamente corriente que, siendo «casi nada malo», acaba convirtiéndose en bomber. Margherita tampoco recibe nunca violencia real, son detalles, siempre la puedes menospreciar, pero al final actúa.

Hay un alto nivel de teatralización en su mirada. ¿Qué implica este desapego?
En el exergo también cito a Erving Goffman, autor de Everyday Life as Performance, quien interpreta todas las interacciones cotidianas como interacciones dramatúrgicas. Utilizo esta perspectiva, que es también la mirada de Margherita, precisamente porque ella se observa y se observa a sí misma, no estando completamente dentro de la escena. Un mecanismo de defensa.

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¿Es Milán un salvavidas en todo esto?
De una manera ingenua e idealista, para ella es realmente la única salida. Lo descubre a través de la nueva pareja de su padre que tiene el encanto de ser «de Milán». Todavía no ha visto la ciudad, es pequeña, pero ve una meta en ese destino. Desde el punto de vista de Margherita, hay un contraste binario con Brianza: correcto/incorrecto, bueno/malo. Y su búsqueda del bien es también su aspiración a ser periodista, y solo puede hacerlo en Milán.

Un rasgo peculiar es la trama de la historia.
La historia consiste en una serie de episodios fragmentarios, no en orden cronológico. Quería delegar en el lector el ordenamiento de la realidad y evitar imponer una tesis. Depende del lector encontrar finalmente la raíz del mal de Margherita. Es, de hecho, una historia sobre la aleatoriedad de la violencia.

El final sorprende, pero no demasiado.
Las pistas dispersas conducen allí: entre todo y nada, Margherita elige nada. Sin compromisos.

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