Ajeno al entorno por la barrera del idioma, le quitó el blaugrana a un Xavi que no estaba convencido del proyecto y revitalizó tanto a sus estrellas como a los jóvenes de la cantera. Así es como lo hizo
Del volcán en erupción a la alegría adolescente. La temporada pasada, en apenas unos meses, el Barcelona renovó el contrato de Xavi, anunció su adiós al final de la temporada, cambió de opinión, lo confirmó hasta 2026 y luego lo despidió definitivamente. Cuatro situaciones opuestas en nueve meses que desestabilizaron a un equipo ya frágil e incierto. Cero títulos y la bandera de Xavi arriada. Hansi Flick, que se encontraba en paro, fue llamado para sustituirle. A sus 59 años, el alemán que en agosto de 2020 al frente del Bayern había humillado al Barcelona con el terrible 8-2 en Lisboa apareció silencioso y sonriente, con una enorme ventaja: no habla catalán ni castellano, y su inglés es escolástico . Pero puede comunicarse en alemán con Lewandowski, Ter Stegen y con el único fichaje del verano del Barça: Dani Olmo. La barrera del idioma le permite aislarse y evitar la enorme cantidad de material tóxico que produce a diario el famoso ‘entorno blaugrana’. Un ente indefinible formado por periodistas, asesores, amigos de amigos, hinchas supuestamente ilustres, directivos y ex directivos que generan mal humor constantemente. Enemistades incontrolables, facciones, venenos y cainismo. Actualmente, Hansi es inmune a ello.