El holandés Piet van der Burg, quien este año entregó las flores en la Plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, tuvo una breve reunión con el Papa Francisco el domingo. “Muy especial”, calificó el artista floral, de 76 años, el encuentro con el prelado. “Hay muy pocas personas que experimentan eso”.
La reunión tuvo lugar inmediatamente después de la bendición y no duró mucho, alrededor de un minuto. Eso no le importaba a Van der Burg. Le deseó al Papa Francisco una buena Pascua e indicó que él era el responsable de las flores. “Luego me tomó ambas manos”.
En su tradicional mensaje de Pascua («urbi et orbi»), Francisco, de 85 años, pidió un rápido fin de la guerra entre Rusia y Ucrania. No le importa que el Papa no haya concluido su tradicional bendición con unas palabras de agradecimiento por las flores holandesas, una tradición iniciada por el Papa Juan Pablo II, como es habitual. “Me dio la impresión de que estaba muy cansado. Creo que estaba feliz de hacer el turno y las otras cosas fueron una ocurrencia tardía”.
40.000 flores y plantas
Para Van der Burg, que en el pasado ganó varios premios con el arte floral, era la primera vez que él y su equipo podían decorar la plaza como florista jefe. Para ello utilizó más de 40.000 flores y plantas. Volverá el año que viene, dijo mientras iba en el autobús al aeropuerto. “Seguiré haciéndolo mientras pueda. Al menos otros cuatro o cinco años. Y luego buscaré un sucesor yo mismo”.
Van der Burg, católico practicante, recuerda con satisfacción los últimos días. “Normalmente solo vienes aquí como turista y ahora he trabajado en este lugar especial, para un hombre especial”. Aunque no vio cómo se representaban las flores, recibió muchas reacciones favorables. “También del Vaticano. Dijeron que era diferente, pero realmente les gustó la forma en que lo interpreté”.
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