No esperan recompensa. Aún así, la interacción entre los niños pequeños y los perros puede explicar el comportamiento humano importante

La humanidad ha creado mayores oportunidades de supervivencia para sí misma a lo largo de la historia mediante la domesticación de animales como perros, gatos y vacas. Ha habido consenso científico sobre la ventaja evolutiva de esto durante algún tiempo. Las acciones altruistas, como dejar comida atrás, fueron una base importante para esto y mostramos ese comportamiento benigno desde una edad temprana, muestra una nueva investigación.

«Por qué empezamos a domesticar animales es un gran misterio, pero esto podría ayudarnos a entenderlo», dice Rachna Reddy en El guardián. Es antropóloga evolutiva en las universidades de Harvard y Duke y autora principal del nuevo estudio.

Ese estudio describe un experimento que tuvo lugar en la Universidad de Michigan, donde los investigadores observaron la interacción entre 97 niños pequeños de hasta cuatro años y tres perros. El perro y el niño pequeño estaban separados por una cerca y los investigadores arrojaron pedazos de comida o juguetes en el costado del niño pequeño, fuera del alcance del perro. Cuando el perro mostró interés, la mitad de los niños empujaron el juguete o la comida hacia el perro. Si ese no fuera el caso, una cuarta parte de los niños aún colocó el objeto al alcance del perro.

Los investigadores concluyen a partir de esto que los humanos sienten la necesidad de ayudar a otros animales desde una edad temprana, dice Reddy. “Desde el comienzo de nuestro desarrollo, tendemos a comportarnos socialmente con los demás y a tratar de entender lo que está pasando en sus cabezas”.

El estudio, dice, muestra que incluso los niños pequeños «tienen la motivación y la capacidad de extender este tipo de comportamiento de ayuda a otros animales», aunque saben que la posibilidad de recibir una recompensa a cambio de ese acto altruista es casi nula.

“Hace tiempo que se sabe que los niños pequeños harán todo lo posible para ayudar a los necesitados, incluso cuando se trata de extraños”, dijo el profesor Henry Wellman de la Universidad de Michigan. Este estudio concluye que se aplica no solo a otras personas, que luego podrían ofrecer ayuda a cambio, sino “también a otros animales, como perros que ven solo una vez”.

Si los niños pequeños muestran comportamientos útiles similares a otros animales domésticos, como gatos o vacas, es un tema para futuras investigaciones. “Los perros hacen mucho contacto visual y hacen señales a las personas todo el tiempo”, dice Wellman. “Con los gatos, se vuelve más difícil saber lo que quieren”.



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