El pádel ha sido el deporte que más ha crecido en los últimos años, pero ahora es, con diferencia, el más disputado. Todo el mundo se despierta por la noche: los jugadores ponen sus despertadores con la esperanza de poder reservar un campo, los vecinos llaman a la policía por la contaminación acústica y los propietarios se enfrentan cada vez más a demandas judiciales. ¿Por qué los clubes de pádel se han provocado el desastre? ¿Quién todavía se atreve a invertir? ¿Se convertirá el pádel en un deporte de interior?
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