Nervios a flor de piel y derroche de cara a la portería: Vlahovic paró en San Siro. Como siempre


Protestas, advertencias, sólo un disparo a puerta y dos ocasiones sensacionales perdidas, la primera justo antes del gol del Inter: para el serbio la «Meazza» sigue siendo un tabú, es el estadio en el que ha jugado más partidos sin marcar

Giuseppe Nigro

Llegó al gran partido, el desafío que le lanzó el segundo equipo al primer equipo, en su mejor forma desde que llegó a la Juventus. Pero más poderoso que la forma y la confianza, para Dusan Vlahovic, era evidentemente el tabú de San Siro, el estadio en el que disputó más partidos sin conseguir marcar. Una serie que se extiende a 8 partidos de 8, con la Fiorentina primero y luego de blanco y negro, tanto contra el Milán como contra el Inter, siempre de blanco en la Scala del fútbol. Había marcado cuatro partidos seguidos y había marcado siete goles en los últimos seis partidos. Si había una defensa que podía esperarlo, era comprensible que fuera la del Inter: la mejor de la liga con sólo 10 goles encajados en 22 partidos, y este ante la Juve es el 14º en el que mantienen la portería. invicto.

NERVIOSO

Pero además de cómo lo detuvieron los nerazzurri, para Vlahovic también fue importante la forma en que se detuvo a sí mismo. Los nervios primero. Una tecla que Allegri siempre ha presionado con fuerza como palanca para amplificar su crecimiento técnico. Y en San Siro, en cambio, Dusan fue el primero en ser amonestado, ya al minuto 18, precisamente por protestar. No la primera protesta, pero al menos la tercera o cuarta, tan descarada que casi piden una tarjeta. Una ira que llevó consigo durante buena parte de la velada, que se descargó, por ejemplo, contra Weah al final, y que era necesario que Gatti actuara como pacificador. Benzina es importante por jugar con la energía adecuada, pero en este caso fue claramente cómplice de una noche de errores: 13 pérdidas de balón, ningún jugador de la Juventus como él, y también fue el jugador de la Juventus que cometió más faltas, tres.

LOS DOS TIROS FALLADOS…

No hay duda de que Dusan luchó y luchó, pero es inevitable pensar en sus nervios a flor de piel cuando pasan ante sus ojos todas las ocasiones en las que le faltó claridad en términos de ganancias, en términos de errores técnicos como diría Allegri. Totalmente. Vlahovic cerró con un disparo desviado, el remate desde arriba casi mediada la segunda parte, intentando desviar el balón que le llegó de espaldas a la portería y enviado por encima del larguero en una oportunidad, y con un disparo a puerta, lanzó más por frustración y provocando peligro en un balón desde la izquierda fuera del área hacia el final. Pero las ocasiones por las que él, y con él la Juve, se comen las manos, en realidad no están en las estadísticas y habrían cambiado el significado de la velada.

…Y LOS DOS TIROS FALLADOS

El más grande en la media hora, cuando el partido pudo haber cambiado, cinco minutos antes del gol nerazzurri: provocado por una galopada de McKennie y colocado delante de la portería, perdió el control en una ocasión que un rapaz de la zona no falló, sino que dejó que Pavard lo recompusiera y adiós. Vlahovic, desesperado, tirado en el suelo y tapándose el rostro con las manos, es la imagen de la velada de la Juventus. Y grita venganza, un poco menos pero grita muy fuerte, incluso aquella ocasión a los quince minutos de la segunda parte en la que un centro venenoso de Kostic desde la izquierda le encontró solo ante la portería en el segundo palo. Excepto que Dusan se encontró demasiado adelantado, lo suficiente como para fallar un balón que solo debería haber sido metido en la red por el derrotado Sommer. Una cuestión de centímetros, de centésimas de segundo, de detalles. Aquellos a quienes se les tensan los nervios ayudan a domar el deseo, con claridad.





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