“Tengo que hacer mucho para poder vivir con fibrosis quística. El hecho de que la enfermedad no sea visible en mi cara lo hace aún más difícil”, dice Nele. Cuando era niña, le dijeron que nunca crecería debido a su enfermedad. Y muchos belgas recibieron el mismo diagnóstico que Nele. Se estima que alrededor de 1.400 belgas viven con fibrosis quística. Provoca infecciones pulmonares y tos crónica, entre otras cosas.