Hace años que hay transacciones en el mercado de fichajes entre ambos clubes: la llegada de Koulibaly a Londres podría acelerar el desenlace de las conversaciones de los dos jugadores
El traspaso de Kalidou Koulibaly puede ser la antesala de nuevos negocios entre Chelsea y Nápoles. Esta vez adentro para De Laurentiis y ya no afuera: la venta de KK provocó dolorosas reacciones de la afición azzurri, en medio de la diplomacia de Spalletti que intentó llevarse el golpe. Entre Nápoles y Chelsea hay relaciones consolidadas, sobre todo si pensamos en lo ocurrido en el verano de 2018: De Laurentiis rompe con Sarri, este último hace tiempo que había decidido marcharse, convoca a Ancelotti y da vida a un tira y afloja inagotable. guerra para liberar a su antiguo Comandante -todavía bajo contrato- rumbo a London Blues. El propio Sarri se había abierto, a principios de la primavera anterior, a aceptar la propuesta del Chelsea precisamente por su gran curiosidad -mezclada con una enorme emoción- por saborear la Premier. ¿Y qué urge, en ese famoso verano de 2018, para que Sarri cumpla su sueño y se libere del Napoli? Una operación de mercado para lo que será un auténtico y sensacional contraataque: Jorginho tiene en la mano el contrato del Manchester City, Guardiola lo espera y solo falta la firma. De Laurentiis le dice al Chelsea que solo la operación Jorginho, completa con el arrebatamiento del City, garantizaría luz verde a Sarri, rumbo a Londres. El Comandante obviamente respalda a Jorginho, su ahijado del fútbol, la operación rompe la barrera de los 60 millones y envía tanto al técnico como al centrocampista a Marina Granovskaia. A partir de ese momento las relaciones entre el Nápoles y el Chelsea se hicieron de hormigón armado, las del Nápoles y el City murieron definitivamente. Y las oportunidades de mercado no faltan: antes de Koulibaly, Emerson Palmieri podría haber aterrizado en Campania -con el aval de Spalletti-, pero luego el Lyon quemó cualquier tipo de competencia.