Napoli, así jugará Mazzarri: el sistema Spalletti para potenciar Kvara

Partimos de nuevo de un 4-3-3 con una defensa más baja, sin Kim. Luego, con el tiempo, probaremos también el 3-4-3.

Alessandro Vocalelli

Entiéndeme, hace dos noches que no duermo. Podría parecer una broma, la que Walter Mazzarri dejó allí, en el aire, desfilando entre los reporteros. Pero no, así es exactamente. Entre el lunes y el martes esperó una señal, rebobinando la cinta de sus vivencias y preparando las palabras que quería decir. Un esfuerzo inútil, porque entonces, frente a De Laurentiis, todo lo que tenía que hacer era ser él mismo. ¿El módulo? ¿Dinero? ¿La duración del contrato? Ese no es el punto. Créame, Presidente: estoy entusiasmado y convencido de poder transmitir a este grupo -al que admiro- mi propio deseo de venganza. Después del apretón de manos, la firma y una cena ligera – porque en este momento sólo cuenta su hambre de fútbol – se quedó para hablar largo rato con sus colaboradores, para abrirse – verdaderamente en mitad de la noche – a quienes consideraban Él, desde la primera hora y sin negarle en los momentos de dificultad, un auténtico profesional del fútbol. Porque, y esto es indiscutible, seguramente hay entrenadores más destacados, pero él – como estudioso y persona seria – nunca ha dejado de preguntarse dos cosas: cómo y dónde mejorar.

La ranura

Y así Walter Mazzarri, en lugar de dormir, se hizo mil preguntas. Y en Marzullo incluso intentó responderse él mismo. ¿Para entender cómo y dónde, ya que siempre estamos ahí? – Necesitamos intervenir. Para traer de vuelta al Napoli simplemente Napoli. Sí, porque Mazzarri -al que no le falta autoestima- no tiene la presunción de imaginar una Nápoles más bella y más eficaz que la construida por Spalletti. Y sin necesidad de que De Laurentiis se lo sugiriera, estaba convencido de que había que empezar de nuevo desde allí. Poniendo las fórmulas mágicas en standby. Porque en su cabeza, en el primer punto del programa, siempre están las motivaciones. Mazzarri es perfectamente consciente, como entrenador de primer nivel, de que para relanzar el Nápoles no hay una sugerencia a seguir, sino una idea que poner de nuevo en circulación. A todo equipo le pasa, después de un triunfo, perder algo: no un partido, sino la rabia, la motivación, el fuego, que te devora por dentro y al mismo tiempo te permite ser el mejor. Yo – esto es lo que debió haber dicho a los jugadores, después de saludarlos uno por uno – estoy aquí para intentar ayudarles. Pero tienes que demostrar a todos aquellos que no te reconocen, y menos a mí, que eres el mejor. Los campeones.

La defensa

Luego, si continúa adentrándose en la cabeza de Mazzarri, verá que algunas discusiones pronto terminarán. De hecho, volvemos a empezar -sin peros ni condiciones- desde el 4-3-3 de Spalletti. Por supuesto, porque emocionó a De Laurentiis y a toda Italia. Pero también porque todo entrenador repite un refrán: el módulo debe adaptarse a las características de los jugadores. Y los jugadores, durante todo un año, demostraron -con hechos y no con palabras- que saben navegar esas aguas. Eso sí, hay una diferencia y Mazzarri tiene demasiada experiencia para subestimarla: la marcha de alguien como Kim, tan bueno, tan fuerte en las recuperaciones, que acepta incluso situaciones de uno contra uno en campo abierto. Sin él es posible que se le pida al equipo no levantar demasiado la línea defensiva, acentuando en consecuencia el fútbol vertical. Por lo demás, decíamos, vamos con el 4-3-3 paletiano, imaginando – si alguna vez hay tiempo – virar algunas veces mientras corremos.

el sistema

¿En 3-5-2? ¿En el 3-4-1-2? ¿En el 3-4-2-1? Absolutamente no. La única variante, aunque no estrictamente actual, es -con Di Lorenzo un poco más adelante- el 3-4-3. Porque Kvara, más que el banquillo o los suplentes, es evidentemente el líder técnico de Mazzari y, como sucedería con otros módulos, no debería actuar en el centro del campo, como segundo delantero, suplente o centrocampista ofensivo. Kvara necesita empezar por la banda, donde tiene una referencia, con libertad para elegir cómo abrir las defensas. Para permitir que Osimhen, el delantero centro más fuerte de la Serie A también para Mazzarri, se acerque a él, se ensanche o, como algunos resumen en la jerga, se coma el área. En definitiva, es a partir de las certezas adquiridas en dos temporadas que el Nápoles reiniciará inteligentemente. De la construcción desde abajo, de un 2-3-2-3 con los laterales (por así decirlo) subiendo a los costados de Lobotka en segunda línea, y de Zielinski en el centro de la lona. Porque, y Mazzarri también te diría que es así, los números ciertamente tienen una gran importancia. Pero siempre es el jugador quien determina. Porque, detrás de un cuadro que te hace soñar, seguramente está la elección de los colores. Pero sobre todo – y el Nápoles tiene muchos en el equipo para celebrar – la genialidad del pintor.





ttn-es-14