Nadef, PIB e inflación recortan el déficit: 10 mil millones disponibles para el Dl a fin de año


Draghi y Franco dejan un margen cercano a los 10.000 millones de euros para el próximo decreto energético de finales de año, el primer ensayo del nuevo Gobierno de centroderecha. La cifra surge de los cuadros de la Actualización de la Def aprobada ayer por el Consejo de Ministros. En los números, la inflación juega un papel protagónico absoluto, ofreciendo a los saldos de las finanzas públicas buenas noticias para este año y muchas dificultades para el empeoramiento neto de la situación en el próximo: cuando, sin embargo, el aumento del PIB nominal, en las previsiones elaboradas en Via XX Settembre seguirá reduciendo el déficit y la carga de la deuda a pesar de la drástica caída del crecimiento real.

Para este año, el efecto es en realidad combinado, porque la inflación va de la mano con una economía que hasta ahora ha venido funcionando a un ritmo sostenido, también por el retraso del repunte de 2021. La estimación en base anual se actualiza a + el 3,3%, dos décimas por encima del objetivo de abril pero otras tantas por debajo de la ya adquirida (+3,5%) en el primer semestre; la presentación se explica por la revisión al alza del PIB de 2021 realizada por Istat, pero sobre todo por el hecho de que la desaceleración se sentirá ya en la última parte del año.

9.500 millones para nuevo decreto anticrisis

En todo caso, la tendencia, único marco propuesto por Nadef que deja el programa presupuestario al próximo gobierno, marca un déficit en 2022 del 5,1% en la legislación vigente. Se trata de cinco decimales menos que el objetivo del 5,6% Def, por lo que también puede confirmarse con un gasto adicional de 9.500 millones para un nuevo decreto anticrisis. Sin embargo, también podría tener que hacer frente al descongelamiento al menos parcial de los casi 4.000 millones de fondos ministeriales bloqueados por la financiación del decreto Aid ter. Esto se debe a la avalancha de ingresos impulsada por la inflación, empezando por el IVA y los impuestos especiales, sin olvidar el balance de noviembre del one-off de extrabeneficios energéticos. Sobre la base de estos supuestos, explica el ministro de Economía, Daniele Franco, en la introducción, “las tendencias de las finanzas públicas son generalmente tranquilizadoras”. Y se pueden resumir en una deuda que baja al 145,4% del PIB mientras que el Def apuntaba al 147%.

Déficit al 3,4%

Pero, ¿qué está impulsando estos efectos también en 2023? La inflación tendencial debería desacelerarse en los últimos meses de 2022, señala el Nadef, pero los tiempos de transmisión de los precios de la energía al resto de bienes y servicios empujan al alza la tasa subyacente también en la primera parte del próximo año. La consecuencia es que ante un crecimiento real en 2023 recortado al 0,6% desde el 2,4% previsto en abril, sigue la tendencia animada del PIB nominal, que marcaría +4,4%. Esta es la cifra sobre la que se mide el peso del déficit y la deuda, que por tanto siguen descendiendo: el déficit sería del 3,4%, mientras que la deuda se situaría en el 143,2%. Y en el saldo primario incluso volvería a tener superávit (+0,5%), con una mejora del 1,6% respecto a este año: casi todo gracias a un deflactor del PIB que en 2023 sube al 3,7% (desde el 3% en 2022) frente al 2,2% indicado en el Def de abril; y trae consigo un aumento de los impuestos indirectos también el próximo año.

Los parámetros a tener en cuenta

Este es el camino que mide los puntos de partida para la próxima ley de presupuesto. Espacios reducidos respecto a los que se habrían abierto con un crecimiento en línea con las antiguas previsiones, pero en todo caso ayudado por la dinámica nominal. El punto clave será el de identificar el nivel de déficit que sea capaz de evitar un aumento de la deuda, teniendo en cuenta un doble riesgo. Las subidas de tipos ya elevan el coste de la deuda, y el escenario macro depende de muchas incógnitas externas: una caída más drástica del comercio mundial y una mayor ampliación del diferencial reducirían a la mitad el crecimiento real en 2023, llevándolo al +0,3 %, y peor aún en el caso de un “acentuado fortalecimiento del tipo de cambio del euro”. Fuerte es también el golpe atribuido al parón total del gas ruso, que sin embargo costaría dos décimas del PIB este año y cinco el próximo, situándonos al borde del crecimiento cero (+0,1%).



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