“¿Quien decide? ¿Representantes electos o jueces? En los proyectos de texto para su gran congreso miembro, N-VA repite una vieja frustración: hay demasiados jueces activistas que quieren determinar la política por sí mismos.
Para esos gobierno de los juges Para poner fin a esto, los nacionalistas flamencos quieren crear una profesión popular. El Parlamento puede entonces desestimar una sentencia del Tribunal Constitucional con una mayoría de dos tercios.
N-VA se inspiró en el sociólogo Mark Elchardus, quien fue registrado en el pasado distante como un ideólogo no oficial del partido de los socialistas flamencos. En su libro publicado el año pasado Reiniciar Elchardus también arremete contra los jueces activistas que interpretan la legislación de manera demasiado creativa. “Los jueces entran así en la arena política”, dijo Elchardus en una entrevista con este diario. Con el llamado popular, la última palabra vuelve a recaer en los parlamentarios, quienes como representantes electos representan la voluntad del pueblo.
“Es la primera vez que expresamos nuestras críticas a la gobierno de los juges no solo formularlo, sino también tratar de remediarlo”, dice el miembro del parlamento Sander Loones (N-VA). Subraya que no se debe invocar indebidamente la profesión popular.
El recurso popular sólo puede utilizarse para ‘anular’ las decisiones de la Corte Constitucional. Y sólo cuando la Corte invoque los llamados derechos sociales fundamentales -como el derecho a la seguridad social y el derecho a la vivienda- para anular la legislación. Los derechos fundamentales ‘clásicos’, como la libertad de expresión o el derecho a la vida privada, siguen siendo intocables. Si estos se violan, no es posible una apelación popular.
Tras el recurso popular, habrá un lapso de cinco años durante los cuales la legislación ya no podrá ser impugnada por el mismo motivo ante el Tribunal Constitucional. Después de eso, el juez puede fallar nuevamente.
La propuesta de N-VA es de gran alcance. En principio, esto significa que expedientes políticos difíciles, como el acuerdo del nitrógeno, pueden resolverse de forma que, según el tribunal, se vulneren determinados derechos sociales fundamentales. Al menos si dos tercios del parlamento piensan que es justo.
Tribunal Europeo
Según N-VA, no solo los jueces nacionales sino también los internacionales tienen mucho que decir. Por tanto, el partido quiere frenar ‘el activismo judicial’ del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. “El TEDH se ha convertido en una especie de tribunal de apelación para los casos de asilo, lo que nunca fue la intención”, suena.
N-VA propone que solo se tengan en cuenta los casos judiciales del TEDH en los que estuvo involucrado nuestro país. Esto debería evitar que los expedientes de asilo de otro Estado miembro establezcan un precedente que también influya en nuestra política de asilo. Con respecto a los tratados europeos, N-VA quiere que nuestro país indique qué partes del tratado no implementaremos.