«Deberíamos detener la importación de pasta de tomate de China o añadir un impuesto del 60% para que su coste no sea tan diferente al de los productos italianos». Francesco Mutti, director general del grupo homónimo productor de puré, pulpa y tomates en conserva, que el año pasado registró una facturación de 665 millones de euros, declaró al Financial Times. Mutti instó a la Unión Europea a “salvaguardar” a los agricultores italianos de la competencia “desleal” que representa la pasta de tomate barata producida en la región de Xinjiang y restaurar así la “dignidad” del fruto rojo símbolo de Italia, mediante prohibiciones o, precisamente, Altos aranceles a las importaciones de productos chinos.
«Trabajos forzosos en Xinjiang», pero Pekín lo niega
El Financial Times recuerda que en Xinjiang el comisionado de derechos humanos de las Naciones Unidas ha documentado violaciones generalizadas de los derechos de la minoría musulmana uigur local, incluido el trabajo forzoso. Pero Beijing ha negado las acusaciones, reiterando que las afirmaciones de trabajo forzoso en Xinjiang son “una mentira” utilizada por algunos países, incluido Estados Unidos, para debilitar a China y reprimir el desarrollo de sus industrias.
Mutti: «Proteger a los agricultores de la competencia desleal»
“Debemos enseñar a nuestros agricultores cómo cultivar mejor, pero también debemos protegerlos de la competencia desleal”, afirmó Mutti, cuya empresa sólo utiliza tomates italianos. “De lo contrario, el resultado final no será mejorar el medio ambiente, sino trasladar nuestra producción al extranjero, donde el medio ambiente no está protegido”, explicó a Ft.
Se estima que China representa alrededor del 23% de la producción mundial de tomate este año, frente a alrededor del 18% en 2023, según el Consejo Mundial de Procesamiento de Tomate.