La británica Carla Foster (44) tomó la píldora abortiva después del límite legal durante el primer confinamiento en 2020 y, por lo tanto, ha sido condenada a más de 2 años de prisión. La madre de tres hijos recibió el medicamento después de una consulta remota en la que no fue honesta sobre cuánto tiempo había estado embarazada. Su condena está removiendo sentimientos en la sociedad británica, donde ahora se habla de una “ley arcaica” que “necesita ser reformada con urgencia”.
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