Mudarse a una residencia de ancianos: esto es a lo que los socios deben prestar atención


Cuando un cónyuge tiene que mudarse a un asilo de ancianos después de años de cuidados en el hogar, no sólo plantea un desafío emocional sino que también tiene un impacto financiero significativo en la pareja restante.

Tu propia contribución puede ser considerable.

Los costes de una residencia de ancianos pueden abrumar los recursos económicos de muchas familias, ya que los costes de la atención sólo están cubiertos parcialmente por el seguro de cuidados de enfermería. Las prestaciones del seguro de dependencia están reguladas en el artículo 11 del Código Social (SGB XI) y se limitan a importes máximos establecidos. El importe que deben cubrir quienes necesitan atención puede ser considerable. En la mayoría de los casos, las pensiones y los ahorros de la pareja que necesita cuidados no son suficientes para cubrir estos gastos, por lo que se pide al cónyuge que vive en el hogar que proporcione apoyo financiero.

La asistencia social como apoyo.

En los casos en que el patrimonio de la pareja disminuya a 10.000 euros por persona (es decir, 20.000 euros para la pareja), la pareja que viva en la residencia de ancianos deberá solicitar asistencia social. A continuación, la oficina de bienestar social comprueba los ingresos de ambos socios. Para el cálculo se utilizan los ingresos totales de la pareja, incluso en el caso de parejas no casadas que viven en una relación de tipo matrimonial.

Al calcular la asistencia social, se tienen en cuenta todos los ingresos de la pareja, incluidas pensiones, pensiones, pensión alimenticia, ingresos por alquiler y plusvalías. Sin embargo, algunos ingresos no se tienen en cuenta, como el subsidio para cuidados y la compensación por el dolor y el sufrimiento. Los gastos importantes, como las cotizaciones de seguros y los impuestos, también se pueden deducir de sus ingresos, explica el centro de asesoramiento al consumidor.

Monto garantizado y bienes protegidos

Al cónyuge que permanece en casa le debe quedar una determinada cantidad de dinero para vivir, la llamada cantidad garantizada. Esto suele consistir en la tasa de asistencia social nivel 1 (actualmente 563 euros) más los gastos de alquiler. Además, la oficina de bienestar social suele conceder un pequeño colchón financiero. Por lo general, la casa de la pareja permanece protegida y no es necesario venderla siempre que se considere “justa”. Esta evaluación depende de la autoridad social respectiva y tiene en cuenta el tamaño de la propiedad y el número de residentes.

Contribución a los gastos de atención.

La diferencia entre los ingresos ajustados de la pareja y el importe garantizado determina en qué medida la pareja que vive en el hogar debe contribuir a los gastos de cuidados. El objetivo es garantizar que el resto de la pareja no se convierta en un caso de asistencia social.

Cuando un cónyuge se muda a un asilo de ancianos, la relación enfrenta importantes desafíos financieros. Es importante examinar todas las opciones de apoyo posibles desde el principio y, si es necesario, presentar una solicitud de asistencia social. El impacto financiero debe calcularse cuidadosamente y se deben tener en cuenta los ingresos y activos de la pareja para minimizar la carga financiera.

Equipo editorial finanzen.net



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