Ya en septiembre del año pasado, Bonny había solicitado refuerzos para asegurarse de tener más tiempo para cumplir con sus responsabilidades. Pero esa exigencia fue rechazada por el Papa y los demás obispos.
“He ayudado a manejar cientos de archivos”, dijo Bonny. “Eso me pesa mucho emocionalmente. Incluso mi médico me dice: ‘Basta, te está matando’. Estaba dispuesto a renunciar a mi cargo de obispo de Amberes para centrarme únicamente en los abusos, pero ahora he decidido dejar de realizar una serie de tareas flamencas o me quedaré atrás”.