Emily fue secuestrada en pijama el 7 de octubre mientras pasaba la noche con un amigo en el Kibbutz Be’eri. Se vio obligada a “celebrar” su noveno cumpleaños en cautiverio.
El mundo de Thomas se vino abajo cuando las autoridades israelíes le dijeron que Emily había sido asesinada. “Pero para mí esa noticia es en realidad una bendición”, respondió en ese momento. “Después de todo, el único otro escenario posible es que ella fuera secuestrada en Gaza. La sola idea de que una niña de ocho años terminara en las garras de tales monstruos… Qué horror sería eso”.
Sin embargo, tres semanas después, le dijeron a la familia que Emily podría estar todavía viva. Su cuerpo aún no había sido encontrado.
Poco a poco, el rayo de esperanza de un regreso seguro a casa volvió a crecer. “Temo, sin embargo, que ella se enoje mucho conmigo, porque ¿por qué su papá no vino a salvarla?”, Dijo Thomas. “Tiene que soportar el terror a cada hora del día, mental y físicamente quedará devastada. Nuestro perro jugará un papel importante en su recuperación. Estoy seguro de que él recibirá el primer abrazo, ella no puede señalarlo con el dedo”.
Ayer por fin había llegado el momento. Emily fue liberada junto con otros dieciséis rehenes. “Tenía miedo de darle un abrazo demasiado fuerte. Ahora le daré la fiesta de cumpleaños más grande que jamás haya existido”, concluyó Thomas.