Un policía de Georgia no puede creer lo que ve cuando detiene a un conductor que viaja a 60 millas por hora. En el auto resulta que nada menos que su propio jefe está detrás del volante. Aunque eso no impide que el agente escriba una citación. El sheriff también es finalmente suspendido por otras 40 horas debido a la gravedad de la infracción. Con un buen consejo, el oficial deja que su jefe siga conduciendo: “Por favor, reduzca la velocidad y tenga un día seguro”.
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