El gol de Leao en la primera parte lo contesta el defensa en la segunda parte con un gol validado tras control del Var. Los rossoneri pagan una segunda parte en tono bajo
Cansarse de un empate en este momento es lo peor que podría pasar. Y esta vez ni siquiera estaba Ibra agitando su varita mágica en el final como en la ida, o como la temporada pasada. El Udinese confirma ser un cliente muy complicado para el Milán y, bajo la mirada de Berlusconi, impone otro doloroso empate a los rossoneri. En San Siro acaba 1-1 con goles de Leao en la primera mitad y Udogie en la segunda, o el segundo tiempo seguidos de pifia del Diablo que desperdicia otros puntos preciados en la carrera por el campeonato en la calle. Además de presionar a la competencia. Después de Salerno, Milán vuelve a atascarse, pero esto también será recordado como el sorteo de las grandes polémicas. El Diablo protestó con todas sus fuerzas sobre el gol de Udogie por un toque con el brazo del 13 Juventus: el Var, sin embargo, tras comprobar en la sala de monitores, validó. Digamos que esta temporada Milán, neto de este episodio, definitivamente no tuvo “suerte” desde el punto de vista de los episodios arbitrales. Todo ello, burlonamente, en el día del décimo aniversario de la red fantasma de Muntari en la Juve. Según el episodio, después de una primera parte que no fue emocionante pero aún así se jugó a buen ritmo, pagaron una primera parte desastrosa de la segunda parte, donde fueron aplastados durante mucho tiempo por los friulanos. Dos empates seguidos en el corazón de la fiebre del Scudetto son algo que debe hacer reflexionar a Pioli. Demasiados puntos perdidos con los equipos inferiores. El Udinese, tras parar a la Lazio, se da el gusto de hacerlo igualado con los líderes y al final del partido Cioffi y su equipo se abrazan con razón.
Las opciones
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Pioli confirmó las proyecciones de la víspera, o más bien confirmando la defensa de Salerno, alineando a Kessie en lugar del sancionado Bennacer junto a Tonali, y prefiriendo Messias a Saelemaekers en un trocar completado por Díaz y Leao por detrás de Giroud. Cioffi ha recuperado en los últimos días a Udogie y en especial a Pereyra, un hombre fundamental para el equilibrio del equipo, pero para ambos seguía siendo el banquillo. En su lugar de nuevo Zeegelaar y Arslan, para componer una mediana con Walace al frente de la defensa y Makengo. Ataque confiado a Beto (último gol hace un mes y medio) y al ex Deulofeu, particularmente vivaz e imaginativo aunque con el tiempo se dejó tragar por el egoísmo y empezó a desafiar solo a todo el Milan. Destellos aquí y allá del Udinese, gracias también a las inserciones despóticas de Molina, para formar una incisiva cadena de derechas con Deulofeu. Destellos en medio de la previsible posesión rossoneri, manejada también con buena velocidad pero manchada por muchas imprecisiones en el trocar. Ni siquiera en el momento del último paso, sino del penúltimo. Un Milán un tanto precipitado e ingobernable, que es precisamente el defecto que había señalado Pioli en la víspera de su replanteamiento del partido en Salerno. Errores técnicos que han echado por tierra un partido de pelota diputada para buscar un Udinese bajito y compacto, muy cuidado de no deshilachar las distancias entre departamentos y capaz de apagar la luz en los pocos pasillos permitidos.
Gol de delantero centro
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Un Milan maestro del campo pero enjaezado, en definitiva. Lo que sucede con bastante frecuencia con los friulanos. Díaz se movió mucho pero también cometió muchos errores, Molina indujo la prudencia en Hernández, Messias luchó por encontrar la idea ganadora en los duelos y así el partido se desquició por parte de los que no suelen frecuentar tanto el trocar: Tonali recibió el balón tras una percusión de Theo y dibujó un suave y preciso arcoíris para Leao, que se deshizo -bastante bruscamente- de Becao y sacó a Silvestri. Goles de delantero centro en lugar de de extremo, otra muestra más del crecimiento del portugués. Pasaba la media hora de partido y evidentemente el gol trastocó los planes de la Juventus, mucho más capaz de contener que de construir. Beto lo intentó un par de veces con la cabeza (peligrosa en la segunda ocasión), Deulofeu chocó repetidamente con la defensa rossoneri, Molina mermó propulsión y, en definitiva, Maignan no tuvo que agitar más de lo permitido.
Ligereza
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En la segunda mitad, el Milan se evaporó con el paso de los minutos. ¿Cansancio? ¿Otra vez la arrogancia a pesar de la lección de Salerno? El caso es que primero Tomori arriesgó consecuencias nefastas en el área sobre Beto, luego entró Cioffi Udogie y Pereyra y los friulanos colocaron las carpas en la mitad contraria sin que el Diablo encontrara fuerzas e ideas para salir de allí. Un Milán ligero, poco convencido, más bien intimidado por la actitud del Udinese. Primero Molina desperdició una oportunidad de oro tras una amnesia de Hernández, luego Pioli cambió a Giroud por Rebic y los rossoneri perdieron la referencia adelantada. El Udinese empató con los nuevos jugadores: chilena “sucia” de Pereyra en el área y balón desviado a la red por Udogie. Fueron muy fuertes las protestas rossoneri por el toque con el brazo del 13 de la Juventus, pero el gol fue validado tras un control del Var. En ese momento los rossoneri sacaron la cabeza del caparazón, acompañados sin embargo de una evidente zozobra dictada por el movimiento de las manos. Leao intentaba colarse por donde podía, parejo y sobre todo por el centro. A la media hora saltó también Silvestri pero el balón subió y Pablo Mari consiguió desquiciarse. Luego fue Becao el que salvó con el portugués tirado a portería. Y al final le tocó a Maignan salvar a su equipo del derrumbe, rechazando un derechazo muy insidioso de Deulofeu.
25 de febrero de 2022 (cambio 25 de febrero de 2022 | 23:17)
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