Milán, ¿dónde ha ido Leao? Otra prueba tenue. Pero Pioli lo absuelve.

El técnico rossoneri tras el empate 1-1 con el Salernitana: «Él mejora, todos mejoran». Sin embargo, se mantienen los diez partidos sin goles y las 14 pérdidas de balón contra los jugadores de Campania.

El cartel del partido de Leao es un centro torcido en la primera parte. El portugués, soltado en varias ocasiones por Mazzocchi, controla el balón en el trocar, levanta la cabeza y manda el balón al primer aro. La afición gime incrédula, baja la mirada y se va del partido. Lleva 10 partidos de liga y copa sin marcar. ¿A donde se fué?

HERMOSO

Desconcertado, desconcertado. En el empate 1-1 ante el Salernitana no logró casi nada. En un par de ocasiones se topó por la línea exterior buscando el uno contra uno, la especialidad de la casa, pero nada. El portugués, como deus ex machina del mundo rossoneri, parece haber perdido el camino del solucionador. La última convocatoria data de hace exactamente dos meses, el 14 de enero ante el Lecce, luego diez partidos sin marcar y una racha de cinco partidos. Ante Salernitana acabó con seis pases negativos, cinco positivos y tres tapones. Ninguno más que él. Es decir, lo intentó de todos modos, sobre todo en la primera parte, pero el bloqueo de granadas de Gyomber, Daniliuc y Pirola lo intimidó un poco. En las últimas salidas en la Serie A -obviamente no todas, pero sí la mayoría- se ha repasado el Leao de los dos primeros años para los rossoneri, poco continuados e intermitentes. Ejemplo: contra el Tottenham eran las 7, pero hoy no. Pioli, en sala de prensa, reiteró que el problema es colectivo, en el sentido de que a Rafael se le debe atender mejor. “Él mejora, todos mejoran”. Este es el concepto.

BOLAS PERDIDAS

Otras pistas provienen de los números. Ninguna entrada ganada, ningún pase en profundidad y 14 pérdidas de balón. Solo Theo lo hizo peor que él (18). Pioli le volvió a llamar al banquillo a los 62 minutos. Este año sólo había regresado al vestuario tan pronto ante el Torino, fuera tras una mala racha a finales de octubre. Cinco meses después volvió a suceder. Sobre su cabeza, tal vez, aletean sombras y nubes oscuras relacionadas con una renovación de contrato sin firmar. Los pisos altos de la casa milanista siguen reiterando que la voluntad es repeler los asaltos de otros clubes, pero el Leao de los últimos dos meses es una cosa completamente distinta a la que se vio en el derbi de ida. Salernitana sigue siendo un parteaguas: en enero, cuando se reanudó la Serie A tras el Mundial, habían noqueado a un súper Ochoa con un fogonazo propio. Motivado, resolutivo y protagonista. Hoy no sonríe, amortiguado por el muro levantado frente a él por su compatriota Sousa. La dura infancia en Almada, un suburbio de Lisboa, le enseñó a driblar las adversidades de la vida. Ahora tenemos que levantar la cabeza de nuevo.



ttn-es-14